28/10/2014, 00.00
VATICANO
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Papa: "¡Ninguna familia sin vivienda! ¡Ningún campesino sin tierra! ¡Ningún trabajador sin derechos!"

A los Movimientos populares Francisco pidió cambiar un sistema en el que "se rinde un culto idólatra al dinero y se globaliza la indiferencia". Tenemos que "hacerlo con valentía pero también con la inteligencia. Con tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia". Jesús llamaría "hipócrita" a quién querría lidiar con " el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilice y convierta a los pobres en seres domesticados e inofensivos".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "¡Ninguna familia sin vivienda! ¡Ningún campesino sin tierra! ¡Ningún trabajador sin derechos! ¡Ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo!".. Es la advertencia lanzada por Francisco, casi un eslogan para el encuentro que ha visto en el Vaticano a los participantes del Encuentro Mundial de Movimientos Populares (27 a 29 octubre 2014), organizado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, en colaboración con la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales.
Un ambiente festivo - uno de los participantes en la reunión, fue el presidente de Bolivia, Evo Morales - que dio ocasión al Papa para decir que la tierra, el hogar y el trabajo son "sagrados derechos" y que si el Papa les defiende no es "comunista" porque "el amor por los pobres está en el corazón del Evangelio".

Los movimientos populares, como los "cartoneros", a los cuales el entonces cardenal Bergoglio siempre ha estado cerca, se encuentran y "hacen frente a los efectos destructivos del imperio del dinero". Y la reunión de los Movimientos "es una señal, es una gran señal: se pone a la presencia de Dios, de la Iglesia, de las personas una realidad a menudo silenciada". Pero los pobres "no va a conformarse con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco se puede esperar con los brazos cruzados la ayuda de organizaciones no gubernamentales, los planes de asistencia social o soluciones que no llegan o si llegan "lo hacen en un modo "peligroso" para "anestesiar o domesticar". Jesús llamaría "hipócrita" a quién quiere afrontar  "el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilice y convierta a los pobres en seres domesticados e inofensivos".

 Un sistema económico, centrado en el dinero explotar la naturaleza "para apoyar el rápido ritmo de consumo", y aquí vienen los efectos destructivos, como el cambio climático y la deforestación. "Debido a que en este sistema se ha sacado al hombre del centro y se ha sustituido por otra cosa. Porque se rinde un culto idólatra al dinero, se ha globalizado la indiferencia". Porque el mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de lado".

 El Papa instó al Movimiento Popular para cambiar este sistema, a "construir estructuras sociales alternativas". Tenemos que "hacerlo con valentía pero también con la inteligencia. Con tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia". Un "buen programa" está contenida en las bienaventuranzas".

Y en la solidaridad que es "una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales".

El Papa Francisco entonces examinó uno por uno los temas de la reunión, partiendo de la "tierra". Dirigiéndose a los "campesinos", dijo que era un crimen que millones de personas pasen hambre, mientras que la "la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía". De ahí la exhortación a continuar "la lucha por la dignidad de la familia rural".

 La falta de hogar, también experimentada por Jesús, quien se vio obligado a huir con su familia a Egipto, existe en "inmensas ciudades que muestran modernas, orgullosas y vanidosas", que ofrecen "muchos lugares" para una minoría feliz, pero  niega el hogar de miles de nuestros vecinos, incluidos los niños". Y "en el mundo de la injusticia, abundan los eufemismos por lo cual una persona que sufre  la miseria se define simplemente 'en situación de calle'".

 Vivimos en una ciudad que construye centros comerciales pero abandonan " a una parte de sí en las márgenes, las periferias"- Hay tanto elogió a la ciudad en la que "se sigue una línea de integración urbana", donde "se favorece el reconocimiento del otro".

 " No existe peor pobreza material - me urge subrayarlo-, no existe peor pobreza material, que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo". El desempleo no es inevitable, sino que es el resultado de la "opción social de un sistema económico que pone los beneficios antes que al hombre", una cultura que rechaza al ser humano como "una mercancía". Y para ser desechados están los niños y los ancianos, y ahora le toca a los jóvenes con millones de desempleados, que en algunos países es incluso superior al 50%.

Paz, por fin. Estamos viviendo, volvió a decir la "Tercera Guerra Mundial" de separación. Y "hay sistemas económicos que para sobrevivir deben hacer la guerra". "Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción como dolor. Hoy en día, se levanta de todas partes de la tierra, en todas las personas, en cada corazón y en los movimientos populares, el grito por la paz: ¡Nunca más guerra!".

A la vista de todo esto, "los Movimientos Populares - concluyo - expresan la necesidad urgente de revitalizar nuestras democracias, tantas veces secuestradas por innumerables factores. Es imposible imaginar un futuro para la sociedad sin la participación protagónica de las grandes mayorías y ese protagonismo excede los procedimientos lógicos de la democracia formal. La perspectiva de un mundo de paz y justicia duraderas nos reclama superar el asistencialismo paternalista, nos exige crear nuevas formas de participación que incluya a los movimientos populares y anime las estructuras de gobiernos locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común. Y esto con ánimo constructivo, sin resentimiento, con amor.

 

 

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