Pascua, la victoria sobre la muerte y la impotencia

de Bernardo Cervellera

Roma (asiaNews)- Pascua, con su mensaje de victoria sobre el mal y sobre el infierno, llegó. Aunque si miramos a la situación del mundo y de Asia en particular, nos agarra un cierto desconsuelo. Casi impotentes, asistimos a la victoria del más fuerte. El mundo en el cual la Rusia de Vladimir Putin ha sacado Crimea de las manos de Crimea, es un ejemplo: con la motivación- verdadera o presunta- de defender a la población de lengua rusa, con u referéndum no tan límpido y sobre todo con batallones armados en las fronteras, una península multi-étnica volvió bajo el poder de Moscú, creando problemas a las minorías ucranianas y tártaras que de Rusia recuerdan la dictadura y las deportaciones de masa.

Las sanciones y los discursos de la Unión europea y de los EEUU "hacen cosquillas" al gigante ex soviético, según lo dicen los mismos analistas rusos. Comentan diversos observadores asiáticos, las acciones de Rusia abren temor también a que otros Países puedan tomar tomarse la insolencia para ocupar y posesionarse de territorios en litigio. Está el problema entre India y Paquistán sobre kashmir; las islas Sprattly entre China, Vietnam y otros 4 estados; la Kurili entre Rusia y Japón; las Sekaku/Diajou entre Japón y China, etc... Los hechos de Crimea arriesgan ser un catalizador para guerras de frontera que bajo el manto del patriotismo, esconden motivaciones económicas, estratégicas, geo-políticas.

También la guerra en siria no parece interrumpir los sufrimientos de los cristianos y musulmanes de esa tierra, después de la flébil esperanza de los diálogos de paz en Ginebra, perdidos por la impotencia de la comunidad internacional y en el refuerzo del lenguaje de las armas. La ley del más fuerte y la impotencia parecen dominar también la vida cotidiana de todo el planeta entre desocupación, pobreza, riqueza de los más ricos y los atropellos.

Sin embargo, propiamente una lucha entre la impotencia y ley del más fuerte se combatió en el Calvario, con la aparente derrota del bien. Este "duelo"- como lo llama la liturgia- continuó en el profundo del sepulcro, cuando la impotencia más grande, la de la muerte, parecía dar razón a quien quería cancelar al Amor que había venido para habitar entre los hombres.

Pero el Amor venció, no el amor como sentimiento o como idea, sino la Persona fuente del amor, capaz de atravesar todas las barreras del poder del más fuerte, transformando los lugares de muerte en ocasiones de vida, que brota de las áridas rocas de la desesperación y de la impotencia.

La historia de la Iglesia no es la difusión de una idea o de uan ideología que vence con el poder o con los ejércitos: esa es la historia de encuentro y transmisión (tradición) de una vida cambiada por la fe a otra que espera. "La Iglesia- dijo el Papa Francisco en la "Evangelii gaudium"- no crece por el proselitismo, sino por atracción" (n. 14).

Todo esto hace de cada cristiano un protagonista de la misión, a la cual tantas veces se delegan sólo los "especialistas" y el "clero", y que nos hace a todos responsables de dar signos de novedad que la resurrección de Jesús nos ha donado.

Desde este punto de vista, es importante custodiar el testimonio de los mártires, no de genéricos representantes de alguna organización humanitaria, sino de aquellos que han dado la vida explícitamente por Jesucristo, hasta la muerte. El fin de ellos no fue una desaventura, sino una semilla que dio frutos. Un ejemplo: la muerte de mons. Giuseppe Fan Zhongliang, obispo de Shanghai, por casi 30 años en la cárcel o en campos de concentración forzado en Qinghai, abrió una brecha en el control del Estado sobre la Iglesia china y, aún más importante, vio a miles de fieles de las comunidades clandestinas y oficiales participar juntos en la eucaristía, después de años de "excomuniones" recíprocas.

El Alleluya de la mañana de Pascua no resuena inmediatamente: la semilla tiene que tener el tiempo de marchitarse y de renacer. Pero ya la fe en Jesucristo que venció a la muerte y ha hecho resplandecer a la vida es también el único camino en un mundo que se descubre siempre más dividido e impotente, por las ideas corruptas y putrefactas. ¡Feliz Pascua!