Patriarca Sako: Cristo resucitado un signo de esperanza y unidad de los cristianos y de la familia iraquí

de Louis Raphael I Sako*

En su mensaje de Pascua Su Beatitud invita a los fieles a "permanecer unidos en esta tierra" y ser "modelo de luz y esperanza". Habló de una nación aún dividida, que ha de ser salvada de la "lucha contra otras personas, muertas, desplazadas". Cristianos, musulmanes, yazidis y sabeos dialoguen con "seriedad" con apertura y honestidad, para una "verdadera reconciliación nacional".

Bagdad (AsiaNews) - Cristo muerto y resucitado es una señal de "esperanza" y un estímulo para "permanecer unidos en esta tierra", en el que los cristianos deben seguir siendo un modelo "de luz y esperanza", fieles "a la familia iraquí". Eso es lo que afirma el patriarca caldeo Mar Louis Raphael I Sako en su mensaje de Pascua, dado a conocer ayer en el inicio de las celebraciones de Semana Santa.

El patriarca confirma que todavía hay "nación dividida", un "paisaje triste, doloroso y frustrante"; aún emergen "signos de esperanza", y para ello hay que comprometerse a "salvar a la nación de más desacuerdos, conflictos y peleas; de otras personas muertas y desplazadas; de más devastación, estrés, ansiedad y miedo".

El jefe de la Iglesia caldea invita a los cristianos, musulmanes, yazidis y sabeos a permanecer "unidos" y hablar de una manera seria, con apertura y honestidad, para una verdadera reconciliación nacional. La política, advierte, "no es un juego de intereses", sino un sentido de la responsabilidad y decisiones - también – valientes para la gente.

A continuación, el mensaje de Mar Sako con motivo de la Pascua. Traducción de AsiaNews:

Queridos hermanos y hermanas:

como es sabido, la situación en esta parte del mundo es extremadamente tensa; La nación se divide, una parte del territorio todavía está ocupado por el Estado Islámico (EI), y lo más doloroso es ver que cada coalición se divide en su interior debido a los enfrentamientos en el liderazgo y los intereses divergentes. Es por eso que el lema "la patria primero" y "la dignidad humana es una prioridad" han desaparecido de la escena. En este sentido, me gustaría recordar las palabras de Jesús: "Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá" (Mateo 12: 25).

En honor a la verdad, el panorama actual se ve triste, doloroso y frustrante, pero todavía hay signos de esperanza. Para ello hay que tomar una serie de medidas prácticas, para salir de esta situación difícil y salvar a la nación de más desacuerdos, conflictos y peleas (1); de otras personas muertas y desplazadas (2); de más devastación, estrés, ansiedad y miedo (3).

Cristianos, musulmanes, yazidis y sabeos, tenemos que mostrar a todos una mirada responsable respecto a nuestra tragedia y traernos beneficios transformando estas tribulaciones en una oportunidad que dé frutos y dé la fuerza para restablecer la confianza, la tolerancia y la unidad de propósito. Todo esto puede ser conquistado a través de un diálogo serio, la apertura y la honestidad con el fin de lograr la reconciliación nacional, la unidad, la cooperación y la paz, que son la única manera de detener la intrusión de competencias internas y externas, que buscan invertir y cosechar beneficios de nuestros conflictos.

Mostramos a todos que podemos abrirnos el uno al otro y que somos capaces de vivir a pesar de sus diferencias, y crear un equipo unido de hombres y mujeres que se hacen cargo de salvar la nación y a nosotros mismos. La política no es un juego de intereses, sino más bien un sentido de la responsabilidad, es el intelecto, la capacidad de tomar decisiones, incluso valientes, para llevar a cabo las que nuestro pueblo ha aspirado durante demasiado tiempo.

Nosotros, los cristianos, mientras nos preparamos para concluir el período de Cuaresma, la cruz y el dolor de aquellos días de sufrimiento, y entramos en la Semana Santa, estamos llamados a no mirar nuestras heridas y perder la esperanza. Más bien, de celebrar el próximo domingo 27 de marzo, la Pascua de la pasión y la resurrección: es nuestra más bella y alegre celebración. Por consiguiente, insto a confiar en la sabiduría y paciencia, para permanecer unidos en esta tierra nuestra, en la que nacimos, donde hemos vivido durante 1400 años, junto con los musulmanes, constituyendo una única civilización.

Tengan cuidado de no caer en la confusión, y no dejen que otras personas, la sociedad y las naciones se aprovechan de nuestras ansiedades y terminen por dispersar nuestras familias por los cuatro ángulos de la tierra (50 aquí, 100 allí). Yo invito a ser cristianos llenos de humanidad, patriótico, como Cristo mismo nos llama a ser:

Imparcialesi
Amorosos
Presentes y activos
Modelo de “luz y esperanza”
Fieles a nuestro País, “nuestra casa”
Devotos a nuestros hermanos y hermanas iraquíes, “nuestra familia”

Si hablamos con todo el mundo, nos integramos y cooperamos para construir un mejor presente y un futuro juntos, nuestra presencia no se verá amenazada.

Por último, me gustaría concluir con un verso del Nuevo Testamento que espero ayudará a hacer frente a los sufrimientos que estamos padeciendo, y así apoyar a nuestra fe, nuestro amor, nuestra esperanza y nuestro compromiso de ser testigos de Jesucristo: "Regocijaos en la esperanza, pacientes en la aflicción, perseverantes en la oración... no nos dejemos vencer por el mal, sino venzamos al mal con el bien" (Romanos 12: 12, 21).

Deseo con todo mi corazón un feliz Pascua a ustedes y sus familias, y a la vez una verdadera resurrección, para que los evacuados pronto puedan regresar a sus hogares, para que regrese la paz a nuestras iglesias, al país y a todo el mundo.

* Patriarca de Babilonia de los Caldeos y presidente de la Conferencia Episcopal de Irak