29/08/2016, 13.51
CHINA - VATICANO
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Repensar los acuerdos entre China y el Vaticano (con un toque de ironía)

de Il prete eremita del Nord (华北的山人神父)

Las diversas discrepancias en los debates sobre las relaciones entre China y la Santa Sede. Sin embargo todavía no existe un acuerdo público, muchos comentaristas hablan de ello a lo loco, como un elemento de chismes. Los obispos demasiado a menudo reducidos a títeres; la falta de confianza mutua entre las dos partes; la cuestión de Taiwán: estos son algunos de los problemas expuestos por el sagaz autor que se hace llamar "El padre ermitaño del Norte", un sacerdote bloguero muy famoso en China.

Beijing (AsiaNews) - Un análisis profundo de la cuestión entre China y el Vaticano, muy preciso en los problemas de la libertad, de la seguridad, de la ambigüedad, pero también con un toque de humor. El autor es un sacerdote-bloguero famoso en China, que se hace llamar "Huabeide Shanren Shenfu" (El sacerdote ermitaño del Norte). En este artículo se menciona con frecuencia "la opinión del cardenal Tong "o la del cardenal Zen". Se refiere a los artículos publicados por AsiaNews hace unas semanas: “Card. Tong: La comunión de la Iglesia en China con la Iglesia universal” y “Card. Zen: mi perplejidad sobre el dialogo China-Santa Sede u las consecuencias sobre la Iglesia china”.


 Algunos amigos me han pedido una opinión sobre los diferentes puntos de vista expresados sobre el diálogo entre China y el Vaticano. Siempre temo que mis opiniones no sean correctas porque, al igual que otros comentaristas, no estamos sentados en la mesa de negociación.

En la actualidad todavía no ha surgido ningún acuerdo de las salas de negociaciones. O mejor dicho, como algunos comentaristas señalan, no hay en absoluto un acuerdo. Estando fuera de estos diálogos no estoy en condiciones de decir si se puede o no llegar a un acuerdo.

A pesar de esta situación, los debates sobre el "diálogo entre China y el Vaticano" realizados por personas ajenas van a seguir adelante, al igual que las llamas que bailan en el cielo. Esto me hace pensar en un programa de noticias debatido calurosamente, sobre Wang Baoqiang, una estrella de cine chino, que dejó a su esposa Ma Rong.

Por supuesto, no es menos cierto que en la cuestión del diálogo entre China y el Vaticano, no deberíamos sentirnos como "externos" (extraños), como si el tema no nos interesara. Porque, después de todo, una cosa es cierta, y es que, [hay] un diálogo entre China y el Vaticano. Debe tenerse en cuenta que somos extraños, porque nosotros los católicos que vivimos en China siempre estamos "representados" y esta vez nos están representando los dos lados. En algún momento tenemos que reconocer solamente "el resultado, el hecho en sí" y eso es suficiente.

En la actualidad, se debe dar importancia a la "visión pesimista" del cardenal Joseph Zen, mientras que el "punto de vista optimista" del cardenal John Tong debe ser puesto a un lado por un tiempo. ¿Y por qué es esto? La razón es que la sociedad y la Iglesia en China carecen de la independencia y la libertad necesarias. Como vemos, incluso la libertad de la que una vez gozaran la sociedad y la Iglesia en Hong Kong se está reduciendo día a día. Ante esta situación, una negociación para la "libertad de religión, la independencia y la autonomía" no parece mostrar integridad.

Por lo tanto, aquellos que tienen la cabeza fría están simplemente observando el actual diálogo entre China y el Vaticano. En la actualidad, la mayoría de los católicos en China han adoptado una actitud de "vamos a ver qué pasa". Además, la mayoría de ellos no saben lo que pueden hacer o lo que se les pide hacer. ¿Orar? ¡Sólo rezar! El Cardenal Zen, citando el artículo del cardenal Tong, hablando acerca de algunas personas que expresan "críticas y reproches amargos" contra el Papa, dijo que los comentarios [del cardenal Tong] no estaban dirigidos a él [el cardenal. Zen], sino a los rumores que se escuchan en la Iglesia en China. Inmediatamente me di cuenta de que la Iglesia en China debe ser una "Iglesia del Silencio", que sólo tiene que esperar hasta que el acuerdo entre China y el Vaticano sea anunciado. A continuación, con respeto, ellos celebrarán gritando "¡Viva!".

Sin duda, los católicos en China, en calidad de observadores, tal vez no son capaces de formular opiniones respetables y de peso, y con frecuencia éstas [se ven reducidas] a chismes, al igual que los comentarios sobre Wang Baoqiang y la ruptura con su esposa, llena de hostilidad, violencia, crítica sin sentido y "reproches". De alguna manera, la morbosidad social de China se ve también reflejada en las reacciones de los católicos de China. Debido a que sus voces han sido reprimidas durante mucho tiempo, ahora tienen la oportunidad de hacer estallar sus emociones y todo el mundo está muy contento y comienza a hablar.

China es una sociedad sin justicia, al igual que la Iglesia en China, que está sin justicia. Cuando comenzamos a criticar a Ma Rong, la esposa de Wang Baoqiang, parece que hablamos desde un alta cumbre sobre la moral. Del mismo modo, cuando criticamos el Papa, podemos ganar algo de simpatía por parte de la Iglesia. Pero, sobre todo, los chinos quieren terminar simplemente haciendo cosas que no los pongan en peligro, ¡sean éstas justas o injustas! En el puerto de Lianyun (Jiangsu), los manifestantes salieron a las calles para manifestarse en contra de la construcción de un sitio para el almacenamiento de residuos nucleares. La gente de otras ciudades ha pensado que apoyar a los manifestantes podrían causarles problemas, y prefirieron continuar hablando sobre el escándalo matrimonial de Wang Baoqiang.

Durante décadas, algunos católicos han querido ser títeres en manos del gobierno chino. La mayoría de ellos no quieren que la Iglesia sea una marioneta, pero aun así, no se atreven a criticar al gobierno chino y su interferencia injustificada, ya que esto puede dañarlos y traer problemas a sus diócesis. Por un lado, algunos critican al Papa porque locamente da concesiones [al gobierno] y suaviza su posición; por el otro, el resto son como Mons. Wei Jingyi de Qiqihar: ¡así, nadie sale herido!

Ahora, ¿cuál es el contenido del diálogo entre China y el Vaticano? Básicamente, la Santa Sede no da autoridad para nombrar obispos, ya que éste es un símbolo específico de la unidad, catolicidad y universalidad de la Iglesia Católica. Y hasta ahora el gobierno chino no ha demostrado una gran sabiduría en pensar que "abandonar" esta prerrogativa sería "razonable". En su lugar, piensa en forma estúpida que "Arrebatar con las manos y luego meterse en la boca" [la presa] es una excelente manera de demostrar su autoridad.

Con esta mentalidad, muy probablemente, al acuerdo entre China y el Vaticano se puede llegar utilizando los ocho obispos chinos ilegales como moneda de cambio para la liberación de obispos y sacerdotes encarcelados en China, con la inclusión de la mayoría de los obispos en la "conferencia Episcopal". Para la Santa Sede este movimiento es muy peligroso, porque muy difícilmente podría dar marcha atrás en su decisión, mientras que al gobierno chino le es fácil rasgar y romper un acuerdo.

Lo mismo se aplica al problema de Taiwán: si la Santa Sede quiere complacer a Beijing, no se puede restaurar una nunciatura apostólica en Beijing, sino que debe transferir la nunciatura apostólica de Taipei directamente a Beijing. Esto puede causar efectos psicológicos en la Iglesia en Taiwán, y eésta puede sentirse abandonada, al igual que está sucediendo con la Iglesia subterránea. ¡Y esto se convertirá en otro elemento perturbador!

Por esta razón, es útil además la visión optimista del cardenal Tong. Se espera que Beijing sea seria, responsable e influyente en el mantenimiento de la palabra, para que a la Iglesia en China se le garantice la plena libertad religiosa. Sin condiciones especiales, el delegado de la Santa Sede se asentaría en Beijing, con la autoridad necesaria para administrar los asuntos de la Iglesia en China. A diferencia de los obispos chinos actuales, el delegado de la Santa Sede no sería otra marioneta, ¡tal vez en un alto nivel!

¿Quién puede garantizar que el delegado de la Santa Sede tendrá todas esas garantía [y prerrogativas}? El artículo del cardenal Tong muestra que nadie puede asegurarlo, ni siquiera él. ¡Su optimismo es sólo una visión [un sueño]!

Dado que las negociaciones son difíciles, la Santa Sede es consciente de sus responsabilidades en la continuación del diálogo con China. Un año, 10 años, 100 años. Los líderes del Partido Comunista prometen que la dirección del partido "no va a vacilar por 100 años". ¡Pero después de los 100 años, podría vacilar!

Creo que la Santa Sede no otorgará los puntos que siguen una determinada línea con tanta facilidad. Algunos de los ocho obispos ilegítimos han declarado a toda prisa ante sus feligreses ¡que sus problemas están resueltos, y les han pedido volver a trabajar [juntos]! Sin embargo, la Santa Sede aún no ha publicado ningún contenido del acuerdo. Se tendrá que examinar cuidadosamente la situación, y tendrá que pensarlo un poco más.

El acuerdo entre China y el Vaticano parece ser - como dice el cardenal Tong –  sólo un acuerdo, y no establece relaciones diplomáticas. Por esta razón, la Santa Sede debe ponderar de donde parten los lazos entre China y el Vaticano si se suscribe el presente acuerdo. En el período post-acuerdo, si esos obispos y sacerdotes que hoy no pueden trabajar de una manera abierta, siguen estando bajo tierra, si los obispos nombrados por el Vaticano todavía se verán obligados a ordenar obispos ilegítimos, ¿qué deben hacer?

Estas preocupaciones se derivan del hecho de que tal vez no confiamos en nuestro gobierno. Pero hablando francamente, si tenemos fe en nuestro país e incluso si tratamos de hacer esto, ¿la Santa Sede tiene confianza en él?

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