24/12/2016, 11.25
IRAK
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Sacerdote iraquí: mi vocación nació en Mosul, del ejemplo de mártires cristianos

P. Rayan Nabil Bakos fue ordenado el 25 de noviembre pasado en Erbil por el patriarca caldeo mar Louis Raphael Sako. El compromiso en la pastoral “para ayudar a quienes pasan necesidades”. De Mons. Rahho y el padre Ragheed, un ejemplo de lo que es el testimonio. La comunidad cristiana iraquí, víctima de persecuciones, necesita de pastores “que recen por ellos y con ellos”.  

Bagdad (AsiaNews) – Una vocación nacida “desde pequeño” y que se ha renovado al recibir las palabras, pronunciadas durante una homilía, del entonces obispo de Mosul, Mons. Rahho, muerto en manos de los raptores integralistas. Incluso los años pasados “en un ambiente de mayoría musulmana, no le han impedido “participar en las actividades de la Iglesia”, ni en el compromiso en el sector pastoral “porque nuestra gente necesita personas” en las cuales creer y confiar. Es la historia del padre Rayan Nabil Bakos, nuevo sacerdote caldeo, ordenado a fines de noviembre en Errbil, en el norte de Irak. Los fieles y la comunidad iraquí, cuenta AsiaNews, víctimas de persecuciones y atormentados por sufrimientos, necesitan pastores que “recen por ellos y recen con ellos”.

Para el padre Rayan, es importante “mostrar a las personas la importancia de la solidaridad como gesto efectivo”. Ésta es el punto de referencia “de cada acción en nuestra vida” y una enseñanza que ha de ser mostrada “a todo el mundo”. Un criterio, agrega, que también debe mover “nuestro trabajo en relación a los refugiados” de Mosul y de la Llanura de Nínive. Personas que han abandonado todos sus bienes y que se disponen a vivir la tercera Navidad lejos de sus casas y sus cosas. Son personas que han perdido todo”.  

El P. Rayan nació en Mosul el 30 de enero de 1986. Al terminar los estudios, en el 2007 ingresó al seminario de Ankawa, en Erbil, capital del Kurdistán iraquí; se graduó en Teología y Filosofía en el Babbel College de Bagdad. Habla árabe, caldeo e inglés, y actualmente se desempeña en el cargo de vice-párroco en la parroquia de San Jorge, en la capital iraquí.   

Él recibió la ordenación sacerdotal junto a otro flamante sacerdote de manos del patriarca caldeo mar Louis Raphael Sako, durante una ceremonia que se desarrolló el 25 de noviembre pasado en Erbil. Junto al primado de la Iglesia iraquí, celebraron el rito Mons. Bashar Warda, arzobispo de Erbil, y Mons. Jacques Ishaq, de la diócesis de Bagdad, junto a numerosos sacerdotes, hermanas y fieles.

Durante la homilía, el patriarca Sako recordó que el cura debe estar “al servicio” de la comunidad y su mensaje “es el mensaje de Cristo”. Él debe ser “testimonio de apertura y esperanza” y debe estar dispuesto a obrar “para el bien de todos”.

 

“Sentí la llamada de Dios muchas veces, desde pequeño –cuenta el nuevo sacerdote a AsiaNews. Luego, cuando crecí, en mi juventud, pensaba que esto era solamente un deseo, sin una vocación real que lo secundara”. Sin embrago, siguió yendo a “la iglesia donde celebraba quien entonces era obispo” de Mosul, Mons. Paul Faraj Rahho, que falleció durante un secuestro en marzo de 2008, y aún recuerda las palabras pronunciadas por el prelado durante la homilía: “Queridos jóvenes, si alimentan el deseo de volverse sacerdotes, no lo duden en absoluto”. Desde ese momento, él entiende que “Dios me estaba llamando, de nuevo”. “Decido hablar con él [Mons. Rahho], y él se puso feliz de poder aconsejarme y darme toda su ayuda”.

A pesar de haber crecido en un ambiente “con una mayoría musulmana”, continúa el padre Rayan, “siempre traté de estar cerca de mi iglesia, participando en todas las actividades que ésta proponía”. Desde la misa dominical al catecismo, pude mantener vivo el vínculo con mi fe sin ser influenciado por el ambiente circundante”, que para los cristianos se presentaba cada vez más difícil y hostil. Por otro lado, Mosul es una de las ciudades de Irak en la cual hace tiempo se venía observando un clima de hostilidad y violencia anti-cristiana, que culminó, a mediados del año 2000, con el asesinato del obispo y del p. Ragheed Ganni. La violencia y los ataques empujaron a muchos fieles y a cientos de familias a huir, esperando hallar un lugar más seguro.

A pesar de las dificultades, el recuerdo de Mosul y de la infancia vivida en esa ciudad sigue estando siempre vivo en la memoria del nuevo sacerdote. “De mi infancia y de mi juventud –cuenta- recuerdo mi iglesia, la parroquia, a mis amigos del catecismo, con los cuales compartí el sacramento de la Primera comunión”. Y también, el camino hasta la escuela, y “los juegos con los compañeros, tanto en el instituto como en casa, cuando nos acompañábamos a la hora de hacer  las tareas”.

Para el futuro, el padre Rayan tiene en mente trabajar en el campo de la pastoral, “para ayudar a cuantos atraviesan necesidades”, exhortándoles a “compartir los problemas y las dificultades, las ansiedades y sufrimientos” para que ellos puedan sentir “la presencia y la cercanía de la Iglesia”. Y para un futuro de paz y de convivencia, él tiene intenciones de acercarse, en primer lugar, a los niños, “enseñándoles el amor sin discriminación, el perdón, que somos todos ciudadanos de una sola nación, que llamamos Irak”. “Que somos hermanos de una sola nación –concluye- y que debemos obrar para construir un futuro mejor”. 

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