07/10/2019, 15.53
VATICANO
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Sínodo Amazonia: Hummes, se necesitan curas casados y ‘ministerio’ para las mujeres

Iniciaron los trabajos de la Asamblea especial. El objetivo, indicado por Francisco es “identificar nuevos caminos para la evangelización de aquella porción del Pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, a menudo olvidados y sin la perspectiva de un futuro sereno, también a causa de la selva Amazónica, pulmón de capital importancia para nuestro planeta”.

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Ordenar curas casados y buscar “un ministerio adecuado” para las “mujeres dirigentes de comunidades”. Es una de las propuestas presentadas por el card. Claudio Hummes, relator general del Sínodo Panamazónico, en su presentación del Instrumentum laboris, el documento de trabajo elaborado con las sugerencias llegadas de los episcopados, de los religiosos y de otras estructuras eclesiales.

La presentación del cardenal brasileño se realizó en la primera Congregación general de la Asamblea especial del Sínodo abierto ayer por el Papa Francisco y que continuará hasta el 27 de octubre, sobre el tema “Amazonia: Nuevos Caminos para la Iglesia y por una ecología integral”.

La Asamblea, según cuanto dijo el Card. Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los obispos, en su relación con la cual se abrieron los trabajos, estando presente el Papa, tiene un doble objetivo: “Por una parte, el Sínodo constituye una verdadero y propio desafío para la Iglesia, en cuanto la Amazonia es una tierra de misión con características propias que exigen adecuadas propuestas para dar una respuesta a la “necesidad de evangelizar las culturas para inculturar el Evangelio” (G 69). Por la otra, la Sesión sinodal deberá afrontar la provocación avanzada por la cuestión ambiental, respondiendo ‘con una ecología integral’. La finalidad, indicada por Francisco es “identificar nuevos caminos para la evangelización de aquella porción del Pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, a menudo olvidados y sin la perspectiva de un futuro sereno, también a causa de la crisis de la selva Amazónica, pulmón de capital importancia para nuestro planeta”.

Y sobre el “delinear nuevos caminos”, además que sobre el análisis de la situación, se concentró el Card. Hummes, para el cual, la Iglesia debe “salir y ponerse en camino en la historia, en estos tiempos de cambios epocales, caminando siempre al lado de todos, sobre todo de quien vive en las periferias de la humanidad”.

Un “no tener miedo de lo nuevo”, a propósito del cual el cardenal recordó que “en su discurso a los obispos brasileños, durante la Jornada Mundial de la Juventud, en 2013, en Río de Janeiro, hablando de Amazonia como ‘un test decisivo, un banco de prueba para la Iglesia y para la sociedad brasileña’, el Papa propone ‘relanzar (allí, en Amazonia) la obra de la Iglesia’, ‘de consolidar el rostro amazónico de la Iglesia’ y ‘de formar un clero autóctono’, agregando: ‘En esto, por favor, les pido ser valientes, de ser intrépidos’”.

“Ya desde los inicios de la colonización de la Amazonia-recordó el card. Hummes-también allí estuvieron los misioneros católicos, ya sea para dar asistencia a los colonizadores, como para evangelizar en la época a los indígenas. Inicia así la misión evangelizadora de la Iglesia en la región”. Entre luces y sombras, “seguramente más luces que sombras”, misioneros y misioneras “han tratado de llevar a Jesús a los pueblos locales y de construir comunidades católicas. Es justo recordar, reconocer y exaltar, en este Sínodo, la historia heróica- y a menudo de martirio- de todos los misioneros del pasado y también de aquellos y aquellas de hoy en la Panamazonia”. “Junto a los misioneros, siempre fueron numerosos los líderes laicos e indígenas que han dado un testimonio heroico y que a menudo fueron- y los aún ahora- asesinados”.

Es una Iglesia que siempre ofreció “grandes y fundamentales servicios a la población local en ámbito escolar, sanitario, en la lucha contra la pobreza y contra las violaciones de los derechos humanos”, pero siempre tuvo una “gran carencia de recursos materiales y de misioneros para un pleno desarrollo de las comunidades, en particular la ausencia casi total de la Eucaristía y de otros sacramentos esenciales para la vida cotidiana”.

Parte de tal afirmación la parte que ciertamente estará al centro de discusiones y polémicas. “En la fase de escucha-dijo el relator general-la comunidades indígenas han pedido que, aún confirmando el gran valor del carisma del celibato en la Iglesia, frente a la urgente necesidad de la mayor parte de las comunidades católicas en Amazonia, se abra el camino a la ordenación sacerdotal de los hombres casados residentes en la comunidad. Al mismo tiempo, frente al gran número de mujeres que dirigen las comunidades en Amazonia, se reconozca este servicio y se trate de consolidarlo con un ministerio adecuado a las mujeres dirigentes de comunidades”.

Otro aspecto central es el pedido avanzado por los pueblos indígenas es que “desean el apoyo de la Iglesia en la defensa y en la tutela de sus derechos, en la construcción de su futuro”. “A los pueblos indígenas debe ser restituido y garantizado el derecho de ser protagonistas de su historia, sujetos y no objetos del espíritu y de la acción del colonialismo de cualquiera. Sus culturas, lenguas, historias, identidades, espiritualidades constituyen riquezas de la humanidad y deben ser respetadas a preservadas e incluídas en la cultura mundial”.

Por otro lado, la Iglesia es consciente que “la misión religiosa, en modo coherente con su fe en Jesucristo, incluye inevitablemente ‘el cuidado de la casa común’. Esta relación demuestra también que el grito de la tierra y el grito que de los pobres de la región es el mismo grito. La vida en Amazonia quizás no estuvo tan amenazada como hoy, por la destrucción y por la explotación ambiental, por la sistemática violación de los derechos humanos fundamentales de la población amazónica. En particular, la violación de los derechos de los pueblos originarios, como el derecho al territorio, a la autodeterminación, a la delimitación de los territorios, a la consultación y al consentimiento previo”.

“La consultación sinodal registra también que las comunidades consideran que la vida en Amazonia esté amenazada sobre todos por: a) la criminalización y el asesinato de líderes y defensores del territorio; b) las concesiones a empresas de deforestaciones legales y el ingreso de empresas de deforestaciones ilegales; d) caza y pesca depredadores, sobre todo en los ríos; e) megaproyectos hidroeléctricos, concesiones forestales, deforestación para producir monocultivos, rutas y ferrocarriles, proyectos mineros y petrolíferos; f) contaminación provocada por la entera industria extractiva que crea problemas y enfermedades, en particular a niños/as y a los jóvenes; g) el narcotráfico; h) los consiguientes problemas sociales asociados a tales amenazas como el alcoholismo, la violencia contra la mujer, el trabajo sexual, el tráfico de seres humanos, la pérdida de su cultura originaria y de su identidad (lengua, prácticas espirituales y costumbres) y la entera condiciones de pobreza a la cual son condenados los pueblos de Amazonia’”.

En conclusión, el cardenal propuso “para la dinámica de esta Asamblea sinodal, algunos núcleos generativos: a) la Iglesia en salida en Amazonia y sus nuevos caminos; b) el rostro amazónico de la Iglesia: inculturación en ámbito misionero-eclesial; c) La ministerialidad en la Iglesia de Amazonia: presbiterado, ministerios, el rol de la mujer; d) La acción de la Iglesia en el cuidar de la Casa Común: la escucha de la Tierra y de los pobres; ecología integral ambiental, económica, social y cultural; e) La Iglesia amazónica en la realidad urbana; f) La cuestión dela gua; g) otros”. 

Finalmente hay que registrar, que el card. Baldisserri habló de “un Sínodo a impacto cero”. Sobre la base de cálculos efectuados, se trata de compensar las emisiones de 572.809 kg di CO2 (438.373 kg para los viajes aéreos y 134.435 kg las otras actividades) generadas por los consumos de energía, de agua, a la preparación, desde la movilización de los participantes, desde la producción de basura y de materiales promocionales, con la adquisición de títulos de forestación para la repoblación forestal de un área de 50 hectáreas de bosque en la cuenca Amazónica” (FP) 

 

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