06/05/2016, 12.46
TURQUIA
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Terremoto político en Ankara. Crónica de un divorcio anunciado entre Erdogan y Davutoglu

Desde hace diverso tiempo se susurraba sobre un conflicto entre el “Rais” Erdogan y el “Hoja” (profesor) Davutoglu. El Premier no ve de buen ojo las miras presidenciales de su jefe; el presidente no ama las actitudes pro-europeas de Davutoglu. Erdogan refuerza la alianza con el ejército en función anti-kurda y anti religiosa.

Ankara (AsiaNews)- El Premier Ahmet Davutoglu anunció ayer que el próximo 22 de mayo, en el Congreso del AKP (el partido de la Justicia y del progreso, en el poder) él dará su dimisión como jefe del Partido y no buscará su reelección.

La noticia no provocó mucho estupor porque en los ambientes políticos se hablaba de hace tiempo de una lucha abierta entre el presidente Recep Tayyip Erdogan, el “Rais” y su Primer ministro Ahmet Davutoglu, definido el “Hoya” (el Profesor), al cual el presidente turco le había confiado, en agosto de 2014, la presidencia de “su” partido.

Detrás de la apariencia de una perfecta armonía entre los dos políticos, se escondía una lucha por el poder hecha de sospechas, rivalidades y traiciones, filtradas a veces por la prensa turca y enseguida negadas.

La punta del iceberg emerge en febrero pasado, cuando el premier, en calidad de secretario general del AKP, nombra a Abdurrahman Dimez como consejero para la sección de Adiyaman. Erdogan habría querido en vez a un leal suyo.

Este “desafío” de Davutoglu no fue perdonado por Erdogan, el cual se encuentra de hace tiempo enfrentado por el Premier, sobre todo en lo que se refiere a sus posiciones pro-europeas. Dos meses después, el 29 de abril pasado, mientras que se encuentra en visita oficial en Doha en Qatar, el Premier turco Davutoglu, se entera por la prensa que la nominación de los consejeros del partido se haría de ahora en adelante por parte del Consejo ejecutivo del partido AKP y no más en modo directo y exclusivo por parte del Secretario general.

Hasta el 2002, año de la subida al poder del AKP el nombramiento de los consejeros era prerrogativa del presidente del partido. Y en la época, Amet Davutoglu se hizo líder y ferviente defensor de tal prerrogativa, permitiendo a Erdogan de “modelar al partido” para usar la expresión de un periodista turco, Sami Kilic, alejando a todos aquellos que podían hacerle sombra al entonces secretario Erdogan, destinado siempre más hacia arriba.

Poco a poco, la pareja Erdogan-Davutoglu logró alejar a todos los fieles de Necmettin Erbacan y también a los delfines de Fethullah Gulen, dos jefes carismáticos que habían puesto las bases del partido político religioso turco del cual Erdogan supo aprovechar de sus frutos.

Volviewndo de Doha, Davutoglu preocupado habla con Ómer Celik, vocero del partido AKP, el cual lo reasegura negando que haya “alguna crisis”.

La negación de “que existiera crisis alguna” no hizo otra cosa que despertar mayores sospechas sobre la existencia de divisiones insanables entre las dos columnas del partido, el Presidente y su Premier.

Según muchos analistas, los sucesos registrados hasta aquí por Davutoglu (en noviembre pasado llevó al AKP a tener el 49% de los votos), junto a la creciente simpatía de las cancillerías europeas hacia él, mientras que aumentaba el disenso de las mismas en relación con Erdogan, dieron fastidio al presidente que inició a verlo no más como aliado, sino como rival.

Siguió con una serie de maniobras destinadas a impedir lo operado por el Premier ya sea en el gobierno como en la dirección del partido: la ley sobre la transparencia, deseada por Davutoglu fue aplastada por Erdogan; la candidatura al cargo de jefe del MIT (Servicio Secretos Turcos) sobre pedido personal de Davutoglu fue rechazada por Erdogan, como también la asignación de un ministerio a Ali Baban- por doce años ministro de Economía- que Davutoglu había convencido a presentarse en las legislativas de 2015, para terminar con la tratativa sobre “las visas” de los turcos para la Unión europea y la cuestión de los negociados con el PKK (el partido militante kurdo).

El golpe de gracias llega a través de la prensa pro-Erdogan. Nasuhi Güngör, vice director de la red televisiva de Estado TRT escribe abiertamente sobre el periódico Star: “No podemos ir adelante con Davutolu”. Es también verdad que después de tales afirmaciones, Güngör fue suspendido por haber “dicho en público lo que se murmura en los corredores”, como dicen en Ankara.

Y se murmura también el nombre del futuro Premier, el de Binali Yildirim, ministro de Transportes, pedro como magia, en la prensa dirigida por Davutoglu, aparece la foto del hijo de Binali Yildirim, que lo muestra mientras juega en la ruleta en un casino de Singapur.

La prensa pro-Erdogan comienza a hablar de complot occidentales que miran a destituir a Erdogan en favor de Davutoglu. Así por ejemplo, en las primeras páginas del periódico Hürriyat, Abdülkadir Selvi pone como título: “El verano será caliente” y habla de “un punto de ruptura” insanable.

Después de la “primavera turca” de las manifestaciones de plaza Takhsim, las acusaciones contra la familia de Erdogan en 2013, las reivindicaciones de los kurdos, se asiste a un acercamiento entre el ejército y el AKP, materializándose con la absolución de los doscientos treinta y seis imputados en el caso “Ergenekon”, ya condenados en primer grado a penas de seis a veinte años de cárcel. En esto se hacen evidentes una vez más las “fallas de la magistratura turca”, como la define el periodista Erme Demir. La misma magistratura hace crecer el número de los sospechosos, escribiendo en el registro a todos los periodistas no favorables a la política de Erdogan.

El Presidente turco- que se rebeló contra los kurdos y el movimiento de Fethullah Gülen-encuentra así a sus aliados “naturales” en el ejército nacionalista anti-kurdo y anti-religioso.

Ayer el anuncio de Davutoglu que no quiere ser candidato a la presidencia es visto por el periódico árabe Al Hayat, como una consecuencia “de críticas directas dirigidas contra el equipo del presidente de la República”. Según el periódico: “Dovutoglu violó las dos condiciones impuestas contra él para darle el cargo de Premier, o sea: la adopción del Régimen Presidencial (a la cual aspira Erdogan) y la interrupción de cualquier cooperación con el mundo occidental, que entiende defenestrar a Erdogan”. Davutoglu es además acusado- siempre según Al Hayat-de ser el artífice del fracaso turco en Siria y de favorecer a los seguidores de Fethullah Gülen”. Al equipo del Presidente no gustó nada el pedido de Davutoglu de encontrase con el presidente de EEUU, Obama un mes después del encuentro que se realizó entre los dos presidentes.

El partido islámico turco se encuentra dividido en cuatro partes: una favorable a Erdogan; otra al ex presidente Gul, la tercera, si bien ínfima, al Premier Davutoglu; la cuarta al predicador Fethullah Gülen, que vive exilado en EEUU.

El alejamiento del Premier podría inducir a elecciones anticipadas cuyos resultados esta vez, no serían para nada previsibles. (PB).

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