27/10/2017, 16.36
IRAN - ESTADOS UNIDOS
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Un estudio de la UCLA desmiente a Trump: Irán no es un Estado canalla, sino una sociedad que está evolucionando

La República islámica no es una democracia “falsa”, sino una nación “activa”  aún con sus “limitaciones”. No es un estado asistencial como las monarquías del Golfo. Hay una alta participación popular en las citas electorales. Resulta fundamental “institucionalizar” el paso del poder de un ala radical, a áreas más moderadas y reformistas.  

Teherán (AsiaNews) – Irán no es una democracia “falsa en todo”, sino más bien una nación dinámica, con un aparato político y una sociedad civil que presentan “limitaciones” pero que sin embargo están siempre “activos” y son vitales, en un contexto de evolución. Es lo que surge de un  reciente estudio elaborado por la Universidad de California en los Angeles (UCLA), que contradice en gran parte la opinión difundida por los círculos de poder de Washington y por el presidente de los EEUU Donald Trump –que ha definido como un “Estado canalla”-sobre la República islámica.   

En un período en el cual la Casa Blanca se encuentra abocada a formular una nueva política en relación a Irán, renegando de los pasos dados por la administración de Obama a partir del acuerdo en materia nuclear (el JCPOA), es importante llevar a cabo análisis serios y en profundidad sobre el país, las instituciones y el pueblo. De aquí la decisión de un grupo de académicos del ateneo de Los Angeles, que han querido elaborar una investigación detallada sobre una sociedad que se considera está “cambiando rápidamente”.

Titulado “Iran Social Survey”, el estudio elaborado en diciembre de 2016 a partir de una muestra de más de 5.000 ciudadanos iraníes, representa la primera encuesta a escala nacional que emprende los Estados Unidos sobre una sociedad que anima la República islámica desde 1979, año en que se produjo la Revolución. La misma contiene datos sobre la historia familiar, sobre el comportamiento del electorado, la identidad étnica y las relaciones contemporáneas que caracterizan la sociedad y el Estado.

El presidente de los EEUU Trump y parte del establishment consideran que Irán es un Estado policial, con una población oprimida y deseosa de rebelarse contra la clase en el poder y contra sus representantes, a quienes tildan de tiranos. Ciertamente, el estudio no busca convertir a la República islámica en modelo de democracia y de virtudes, pero deja claro que el Estado y las instituciones no son aquel sistema monolítico imposible de picar, ni escalar, como lo pinta Washington. “No quiero negar la consolidación brutal del Estado nacido de la revolución” afirma el redactor del estudio Kevan Harris, sino más bien exponer “los diversos modos en los cuales el gobierno entabla vínculos con la sociedad”. La visión de un régimen que opta por tres o cuatro candidatos para ser presentados al pueblo es equivocada, tanto como lo es la idea de un Estado asistencial que se aprovecha de los ingresos del petróleo para pagar los salarios y mantener a la gente amedrentada. Esto se corresponde más bien con el modelo de Venezuela de Hugo Chávez en su época de oro, o con las actuales monarquías del Golfo (a las que los EEUU guardan tanta estima).

Según Harris, el cuerpo político e institucional iraní es mucho más complejo de lo que parece, y no existe ninguna correlación entre los beneficios otorgados por el Estado y la participación en el voto o la preferencia partidaria, que siguen siendo elementos separados entre sí. Otro elemento sorprendente, agrega el estudioso, es el grado de participación y compromiso en las campañas electorales. Un ejemplo de ello es la tarea asumida en primera persona por los candidatos de la circunscripción electoral de Tabriz, en la última campaña, que repartieron tarjetas de visita a los ciudadanos en la vía pública, prácticamente buscando un apoyo puerta a puerta. “Estas son cosas que no son fáciles de observar fuera de Irán”, afirma.

Por último, está la cuestión de la transición gradual de poder, en un intento de sustraerlo del control del ala conservadora y radical que hasta ahora se ha mantenido al volante del país. Para el autor de la investigación, hoy ciertamente hay un espacio real para la afirmación de reformistas y moderados, como lo testimonian las afirmaciones del actual presidente Hassan Rouhani, que, en el pasado mes de mayo, fue re-electo para un segundo mandato. “Un Irán con un sistema mayormente democrático –concluye Harris- no es una nación en la cual ha desaparecido el ala derecha”, sino más bien un país en el cual la cesión del poder se lleva a cabo “institucionalizando el paso” de éste. 

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