Dakha, festival de los niños de la calle. Magia, juegos y algún medicamento
de Nozrul Islam
Llegó a la octava edición la iniciativa querida por el hermano Lucio Beninati (Pime), que junto a voluntarios musulmanes, hindúes y cristianos organiza una jornada dedicada sólo a pequeños y chicos que no tienen una casa. Entre las actividades y la comida para compartir, hay como una oportunidad de visitar y curar a los "más maltrechos". Los niños son "indisciplinados", pero "sienten que son amados".

Dhaka (AsiaNews)- Una jornada de fiesta, juegos, pequeños espectáculos de magia y workshop, toda dedicada a los niños que en Bangladesh viven en la calle, para regalar a ellos un momento de alegría y poder seguirlos - al menos por algunas horas- más de cerca. Es con este espíritu que el festival de los niños de la calle de Dhaka llegó este año a su octava edición. La iniciativa nace de una idea del hermano Lucio Beninati, misionero del Pontificio Instituto Misiones Extrajeras (Pime), que hace algunos años ha creado una asociación de sólo voluntarios que se ocupan - 6 días sobre 7- de niños y jovencitos de la calle.

Este año el festival se desarrolló el 25 de octubre. A causa de la lluvia han participado entre 90 a  95 niños, que los voluntarios han entretenido con juegos y otras actividades lúdicas. Los pequeños han asistido al espectáculo de prestidigitador y luego se dividieron en grupos, según la zona en que viven. Así distribuidos han participado en un workshop y los trabajitos fueron presentados a los otros compañeros. Mientras tanto, dos médicos daban vueltas viendo a los niños y haciendo algunas consultas médicas y curaron a quienes están enfermos.

A mediodía todos comieron juntos. Cada cosa y momento de esta jornada es "voluntario". Desde las personas que participan entreteniendo a los niños, a los médicos, a la comida ofrecido. Algunos han donado harina, otros, arroz o huevos: todo lo que se recoge se pone junto para la comida. Al final de la jornada, niños y jóvenes volvieron a sus calles con algún regalo, pero sobre todo llevando consigo la alegría de los momentos vividos junto a todos los otros. Los voluntarios- que provienen de cualquier faja social y son musulmanes, cristianos e hindúes- cuentan que los pequeños "son un poco indisciplinados", pero "se sienten amados y por lo tanto se dejan guiar en esta jornada de fiesta".