Papa: incluso el diablo es impotente frente a la unión de amor entre Jesús y quienes le reciben con fe
La Misa de Francisco por los cardenales y obispos fallecidos durante el año. "Sólo el pecado del hombre puede romper ese lazo; "Pero incluso en este caso Dios siempre encontrará la forma para restablecer con Él esa unión que perdura incluso después de la muerte".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Nada puede separarnos del amor que Cristo mismo ha merecido para nosotros, dándose totalmente. Incluso los poderes demoníacos hostiles a los seres humanos, quedan impotentes frente a la unión íntima del amor entre Jesús y quien le da la bienvenida con fe". Esta "realidad del amor fiel que Dios tiene para cada uno de nosotros" fue recordada hoy por el papa Francisco que celebró esta mañana la Misa en la Basílica de San Pedro en sufragio de los cardenales y obispos fallecidos durante el año.

El Papa comento la frase de la carta a los romanos, donde Pablo dice: "Estoy convencido de que ni muerte ni vida, ni Ángeles ni principados, ni presente ni el futuro, ni cualquier poder, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura nos puede separar del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor."

"El apóstol presenta el amor de Dios como la razón más profunda, invencible, de la confianza y la esperanza. Él enumera las fuerzas de oposición y misterio que pueden poner en peligro el camino de la fe. Pero ahora dice que aunque nuestra existencia entera está rodeado por las amenazas, nada puede separarnos del amor que Cristo mismo ha merecido para nosotros, dándose totalmente".

"Sólo el pecado del hombre puede romper ese lazo; Pero incluso en este caso Dios siempre verá, la forma para restablecer con Él una unión que perdura incluso después de la muerte, de hecho, una unión que en la reunión final con el Padre llega a su clímax. Esta certeza le confiere un nuevo significado y a la vida terrenal y se abre a la esperanza de vida más allá de la muerte".

Porque aquellos que han dejado este mundo, como dice el libro de la sabiduría", ¡están en las manos de Dios! La mano es una señal de aceptación y protección, es un signo de una relación de respeto y lealtad: dar la mano, estrechar la mano". "Incluso nuestros pecados están en manos de Dios; esas manos son misericordiosos, manos "plenas" de amor. Jesús ha querido mantener las heridas en sus manos para hacernos sentir su misericordia. Esta realidad, llena de esperanza, es la perspectiva de la resurrección final, la vida eterna, a la cual están prevista 'para los justos', aquellos que reciben la palabra de Dios y son dóciles a Su Espíritu".

Y el Papa concluye, "también rezamos por nosotros: el Señor nos prepara para ese encuentro, no sabemos la fecha pero esta reunión será."