Los 100 años de la Universidad Sophia, "el corazón de la Iglesia en Japón"
Para celebrar el aniversario de la Universidad Católica estarán más de 4000 personas, incluyendo el emperador Akihito y la Emperatriz Michiko. El Papa Francisco envió al cardinal Farina, quien leyó una carta del Papa recordando el compromiso de san Francesco Saverio para la evangelización de Japón. El superior regional de PIME: "un gran signo de esfuerzo católico evangélico".

Tokio (AsiaNews) - La Universidad Sophia "podría llamarse el corazón de la Iglesia en Japón, tal vez incluso desde el punto de vista histórico. Representa todo el esfuerzo de los católicos y especialmente de la Compañía de Jesús, para anunciar el evangelio en la tierra del Sol Naciente. Un esfuerzo que podría denominarse "innata", porque también pasa a través del concepto de enculturación: Creo que no es casualidad que en la iglesia contigua a la Universidad, dedicada a St. Ignacio, celebramos cada año un gran número de bautismos". Lo dice a Asianews el padre Mario Bianchin, Superior regional del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME), en ocasión del primer centenario de la Universidad Católica.

En las celebraciones del aniversario estuvieron más de 4000 personas: incluso el emperador Akihito y la Emperatriz Michiko. El Papa Francisco envió como su representante al cardenal Renato Farina, quien leyó un mensaje del Pontífice. En el texto, subrayó el compromiso de san Francisco Saverio para la evangelización de Japón y la proximidad del gran Santo misionero con los fundadores de la Universidad, que "ellos han seguido sus pasos".

Al comienzo, dice el p. Bianchin, "Sophia fue un seminario jesuita. Después de la segunda guerra mundial ha crecido enormemente: Creo que cualquier esfuerzo, especialmente la Católica Compañía de Jesús -que aquí en Japón es una fuerza importante en la educación y en la transmisión del mensaje evangélico y cristiano- y puede ser representado por la Universidad".

Incluso los padres cristianos, retoman también lo misionero, "nos sentimos obligados por la necesidad y por la estructura social a preparar los propios hijos para la sociedad  japonesa y no para la iglesia. Este es un valor absoluto, que está considerado en primer lugar. Así que todo converge hacia la sociedad: el gran desafío es construir una Iglesia que es 'más': la sociedad japonesa tiene un gran valor, pero queremos empujarlo para incluir un mundo más amplio respecto a lo social, el mundo del Evangelio".