Putin lanza a Rusia como garante mundial de los "valores tradicionales"
de Nina Achmatova
En el discurso anual a las Cámaras unidas del Parlamento, el jefe del Kremlin critica la amoralidad y anti-democrática y defiende las políticas conservadoras rusas. La defensa de los valores cristianos en el mundo como nueva arma de soft power de Moscú.

 

Moscú (AsiaNews)- En su discurso anual  a la nación, el 12 de diciembre, el presidente Vladimir Putin defendió el "conservadorismo" de las políticas rusas y promovió al País como paladín internacional de los "valores tradicionales", contra un occidente que "está reviendo sus normas morales y éticas". Para algunos aparece siempre más claro como el Kremlin esté siempre apuntando sobre estos temas como una verdadera y única arma de soft power, luego de años en los cuales no logró rebatir en modo competitivo el lema americano de la "exportación de la democracia".

Putin tuvo que reivindicar como justas y necesarias para el País, las políticas de defensa de los menores y de la familia, como también la controvertida ley contra "la propaganda gay", que tantas críticas ha suscitado en la comunidad internacional. "Sabemos que existe un creciente número de personas en el mundo, nuestra posición sobre la necesidad de defender los valores tradicionales, que han constituido los fundamentos de cada nación civilizada por milenios", dijo hablando delante de las Cámaras unidas del Parlamento y a un número de invitados como el Patriarca de Moscú, Kirill, "Hoy muchos Países están reviendo sus propias normas morales y éticas, cancelando sus propias tradiciones nacionales y las diferencias entre naciones y culturas", prosiguió.

Una crítica directa no sólo a los EEUU, sino también a Europa, donde vienen legalizados los matrimonios homosexuales y más en general a aquellos Países donde la sociedad pide reconocer no sólo "la equivalencia de las diversas opiniones e ideas políticas", sino también "el reconocimiento de la equivalencia entre el bien y el mal". "La destrucción de los valores racionales desde lo alto- advirtió- es fundamentalmente anti democrática, porque está basada en una noción abstracta y va contra la voluntad de la mayoría de las personas". Rusia, en vez, "tiene un punto de vista conservador", pero el conservadorismo no tiene como fin impedir el movimiento "hacia el bajo, al caos de las tinieblas", explicó Putin, citando al filósofo Nikolai Berdiaiev.

Reivindicando un rol de líder mundial, el jefe del Kremlin quiso subrayar la substancial diferencia con el eterno rival americano: Moscú no aspira al título de superpotencia, entendida como ambición por la hegemonía global y regional", ni "enseñar a los otros cómo se vive".

Putin profesa cristiano ortodoxo, pero sólo en los últimos años promovió en modo decidido los valores tradicionales y la misma Iglesia ortodoxa como fundamento de los "sucesos" del País y  base de su unidad. Para algunos analistas es justo en la defensa de los valores cristianos que Rusia dio pruebas en encontrar aquella función histórica, de carácter universal, que la ha siempre caracterizado- la de querer ser la Tercer Roma, hasta la patria del comunismo internacional- y que le cuesta tanto recuperar después de la caída de la Urss.