Navidad en Singapur, el mercado de las hermanas se convierte en una manera de hablar de Dios
de Kim Ae-ran*
Una religiosa paulina surcoreana dirige con sus hermanas durante el tiempo de Adviento un "pequeño areópago" en el centro de la ciudad-estado, donde se venden pesebres y otros artículos de Navidad. Pero los transeúntes están más interesados en renovar su fe y para hacer preguntas sobre el sentido de la vida, lo que demuestra que "todo pasa, excepto la sed del Señor".

Singapur (AsiaNews) - Desde hace muchos años, en diciembre las Hermanas de St. Paul de Singapur se preparan para una gran exposición pública rosa llena de libros, CDs, DVDs, yo también pesebres y diversos artículos religiosos para ayudar a las personas a prepararse para la Navidad. Los distintos artículos y diferentes mensajes de Navidad están expuestos en todos los lados de la exposición. Realmente es un nuevo areópago, donde podemos conocer a tanta gente de diferentes nacionalidades, y que realmente es una gran oportunidad de conseguir al ser humano más allá de la religión y la raza. Nuestro punto de encuentro no sólo es frecuentado por católicos sino que también por cristianos de otras denominaciones, budistas, anglicanos e incluso ateos vienen a visitarnos. Alguien también confiesa ser católico sólo de nombre ahora.

El primer día que abrimos en Jurong Point, una transeúnte fue a ver nuestro espectáculo. Así que le pregunté si necesitaba algo, y me dijo: "Yo sólo quería hablar con usted. Estoy tan triste y deprimido hasta el punto de que ya no siento a Dios en mi vida". Entonces le pregunté qué había pasado y ella me dijo que había perdido su trabajo. Le recomendó un libro titulado "Nunca te rindas: la vida de las grandes personalidades que no lo han hecho", pero ella dijo que no lo necesitaba. Le mostré otro, pero ella no lo quiso y me dijo: "Hermana, no necesito un libro. Sólo quiero hablar, porque no sé qué hacer". Entonces empezamos a hablar.

Cada día que pasa, todos nos enfrentamos a diferentes tipos de situaciones difíciles que no somos capaces de explicar correctamente. Para la mayoría de las veces no podemos hacer más que orar, meditar, esperar y perseverar con constancia, ya que el poder interno de actuar viene sólo del encuentro con el Señor. Cuando nos enfrentamos a una crisis, a veces las palabras y los discursos no tienen sentido; las frases pueden ser innecesarios o superfluas o pesadas. Por el contrario, escuchar con atención, compasión e inteligencia - o simplemente estar cerca de los que sufren - puede traer consuelo. Y luego inspira y cura.

Mirando el mundo, mucha gente me pregunta por qué tantas cosas tristes y malas siguen ocurriendo. Los desastres naturales son cada vez más frecuentes, y los periódicos están llenos de historias de horror y negativas. A veces, frente a la desesperación y la miseria, la gente se pregunta: "¿Por qué yo? Yo no he hecho nada malo, por lo que yo sé siempre me he portado bien. Porque Dios me hace una cosa así?". Cuando las personas me hacen preguntas como esas, no sé cómo reaccionar. Pero una cosa que puedo decir con claridad es que siempre podemos tomar parte en la historia de la salvación de Dios, incluso compartiendo los sufrimientos de Cristo y de aceptar el sufrimiento y el dolor. Sólo la fe puede darnos la fuerza para seguir en el camino, y aceptar con serenidad las situaciones.

Un día, uno de mis amigas aquí en Singapur descubrió que tenía cáncer de la segunda etapa. Después de hacer este descubrimiento, lloró durante mucho tiempo. Ella siguió haciendo preguntas a todas las personas que conoció. Sin embargo, aun cuando golpeada y confundida, no podía hacer otra cosa que aceptar la realidad. Me quedé muy decepcionada, porque no podía hacer nada por ella. Así que empecé a enviarle pequeños mensajes de texto para mantenerle la moral. Tengo uno llamado "la sonrisa cura". La ayudó, por lo que amplié el círculo de amigos a quienes enviar los mensajes. Ahora los envío en forma regular a través de KakaoTalk [una red social bien conocida en Corea ndt].

Nuestras vidas están matizadas por las experiencias que vivimos: unas veces oscuros y melancólicos, otros más alegre y de colores claros. Pero ambas partes están viviendo juntos: cada momento viene y se va. A medida que nos enfrentamos a los distintos momentos de la vida, nuestros corazones se vuelven más generosos, comprensivos, abiertos y compasivos. Meditar, aprender, estudiar y contemplar las palabras de la Biblia es el camino correcto para renovar nuestra fe y nuestra paz interior frente a la adversidad. Todo pasa, excepto la sed del Señor.

* La autora es una religiosa de las Hijas de San Pablo.