Xi Jinping aplaude a Mao para acrecentar su poder
de Willy Lam
Aún continuando a hablar de reformas económicas y políticas, Xi usa enormes ríos de retórica para preservar la memoria del Gran Conductor, escondiendo todos sus errores. Y mientras tanto acumula cargos tras cargos hacia una casi dictadura. Justo los principitos viciados son los más fieles "maoístas". El viejo secretario de Mao: Si se les quita a ellos el Partido, no tienen más legitimidad. Pero si el partido continúa así, no será capaz de enfrentar los desafíos de siglo XXI.

Hong Kong (AsiaNews)- El presidente Xi Jinping usó las celebraciones por el 120 aniversario del nacimiento de Mao Zedong, el pasado 26 de diciembre, para legitimar sus políticas conservadoras- y la concentración de su poder al vértice del aparato del partido-Estado.

Más de 100 mil personas, en su mayoría campesinos llegaron al lugar donde nació Mao, para honrar al fundador de la república popular, pero en las mayores ciudades las celebraciones fueron más que silenciosas. De todos modos, en Beijing, todos los miembros del Comité permanente del politburó del partido comunista chino (Pcc) fueron al mausoleo de Mao, en la plaza de Tienanmen, para rendir homenaje al Gran conductor (Hunan Daily, 16 de diciembre de 2013; People´s Daily, 26 de diciembre de 2013)

El discurso de Xi en un ampuloso servicio conmemorativo en la Gran sala del pueblo, dio un poco de luz sobre al modo con el cual su gobierno actuará los planes de reforma aceptados por el Tercer Plenario del comité central de Pcc, recientemente y también sobre el modo en el cual el secretario general y comandante en jefe proyecta recoger en sus manos las redes del poder.

En línea con la serie de exhortaciones hachas después que se convirtió en jefe del partido en el 18 Congreso de noviembre de 2012, el supremo líder de 60 años, subrayó el imperativo de la "fe en el socialismo con características chinas". Alabando a Mao por haber "resuelto en modo creativo la importante cuestión de sintetizar el marxismo leninismo con las realidades chinas", Xi repitió que los chinos deberían con orgullo mostrar su propia "autoestima en nuestro camino, en nuestras teorías y en nuestras instituciones". El presidente y comandante en jefe rindió homenaje al principio maoísta de "independencia y autodeterminación" que -ha dicho- excluyó [la posibilidad] que China copiase algún modelo extranjero, especialmente el occidental capitalista. "Ningún pueblo o nación se convirtió fuerte y lleno de vida confiando en fuerzas extrañas o siguiendo estrictamente las huellas de los otros, agregó. "Esto llevaría a la quiebra o al resultado de volverse (un País) vasllo de otros (Xinhua, 26 de diciembre de 2013)

Parece que no hubiese ninguna contradicción entre la veneración de Xi por el maoísmo y la defensa de su dirigencia para las reformas orientadas al mercado, como surgieron en los borradores de la liberalización- Resoluciones sobre algunos importantes temas sobre la profundización de las reformas en modo comprensivo (Resolución)- aprobadas por el Comité central del partido en noviembre pasado. Es más, él parece querer seguir el recorrido trazado por el líder reformista Deng Xiaoping- usando las reformas capitalistas como un medio para reforzar el modelo autoritario del "socialismo con características chinas". Xi, que es responsable de la redacción del documento, ha repetido que las reformas deben ser actuadas en modo ordenado y progresivo- y que serán verificadas por las autoridades centrales en el vértice del Pcc.

El documento de reforma sostiene el imperativo de "dingceng sheji" (Proyecto de alto nivel) y la "orgánica integración de la dirigencia del partido, del pueblo que gestiona sus negocios, del gobierno de la nación según la ley" (Xinhua, 15 de noviembre de 2013; China News Service, 15 noviembre 2013).

De tal modo, la retórica cuidadosamente calibrada de Xi, está dirigida para tranquilizar ya sea a los chinos que quieren una continuidad de las reformas económicas, ya sea a los elementos conservadores del Partido, que están de acuerdo con el juicio de deng, según el cual "i abandonamos el standard del pensamiento de Mao, estamos de hecho negando la historia ilustre del Partido" (People´s Daily, 24 marzo 2010).

De hecho, en su famoso discurso del pasado diciembre sobre el aprender la justa lección del colapso del partido comunista de la Unión soviética (el Pcus), Xi notaba que el pcus cumplió un error fatal en el denigrar a Lenin y a Stalin. El resultado del abandonar a sus padres fundadores- puso en luz Xi- [fue que] "los miembros del partido de los últimos tiempos se ahogaron en el nihilismo histórico". Y agregó: "Sus pensamientos se volvieron confusos y los diversos niveles de la organización del partido se volvieron inútiles". (Radio Free Asia, 24 de mayo 2013; Deutsche Welle Chinese Service, 25 de enero 2013).

No obstante las expresiones de confianza en el modelo chino, Xi ha revisitado un tema aparecido muchas veces en sus discursos el año pasado: el miedo que el "ciclo dinástico" golpeará al Pcc, con sus 93 años. Él ha citado el famoso dicho de Mao, que "no seremos nunca como Li Zicheng". Li (1606-1644) era el líder cerismático de una rebelión campesina a fines de la dinastía Ming; pero si bien venció a Beijing, este emperador "in pectore", no logró mantener el poder porque él y sus colegas se distanciaron de las masas, adoptando un estilo de vida aristocrático. Xi citó otro proverbio que Mao y los cuadros de la primera generación han usado a menudo: "el vigor de un régimen puede parecer arrollador, pero la muerte puede tocar a todos en un instante". Siempre siguiendo a Mao, la receta de xi para ajustar las cosas torcidas de la situación china es introducir nuevos conceptos o instituciones. Él nota: "Debemos potenciar las habilidades del Partido en su auto-purificación, auto-perfección, auto- renovación y auto-elevación".

La aparente obsesión de Xi por un pensamiento sobre el estilo Mao, está detrás también de algunas contradicciones en la resolución aprobada en el Tercer Plenario. Por ejemplo, por una parte la resolución indica que "el mercado jugará un rol decisivo en la distribución de los recursos", por otra parte esa pone el énfasis sobre "el refuerzo y el mejoramiento de la dirigencia del partido sobre [diversos aspectos de la] reforma". "Debemos desarrollar en pleno- dice aún el documento- la función de la dirigencia del Partido en el poseer la situación general y en el coordinar los diferentes sectores". Y mientras el Tercer Plenario parecía haber alargado el camino para las empresas privadas y extranjeras, la Resolución urge a "un potenciamiento incesante del vigor, de la fuerza de control y de influencia de la economía estatal" (Xinhua, 15 de diciembre 2013; China News Service, 15 de diciembre 2013).

Está claro que xi quiere un estrecho control personal sobre la entera agenda de reforma. Su habilidad en el determinar personalmente el ritmo de las reformas le permitirá reconciliar los pedidos hechos a la dirigencia de los más disparatados bloques políticos del poder. No hay duda que Xi, comparta con Mao la misma inclinación hacia un gobierno autoritario. En su discurso del 26 de diciembre, Xi no ignoró del todo los monumentales errores de Mao, especialmente los de la revolución cultural (1966-1976), pero el líder sigue con anchura el veredicto emitido por Deng Xiaoping en los primeros años 80, por el cual "las contribuciones de Mao son primarias, sus errores son secundarios". Mientras que Deng, al menos en parte ha atribuido los errores de Mao a las débiles instituciones del Pcc, comprendidas aquellas de verificación y equilibrios [de poder], Xi no hizo ninguna referencia a la tradición leninista (y dictatorial) del Partido [1]. Xi indicó que una razón de las aberraciones de Mao era el simple hecho que él se estaba aventurando en un nuevo territorio. [Cuando Mao ha buscado] construir el socialismo en las condiciones históricas y sociales de China, no habían precedentes", él escribe. "Es como un escalador que enfrenta una alta montaña  a la cual nadie había aún subido".

Xi no dijo mucho sobre el estilo de hombre fuerte de la dirigencia de Mao, pero él rindió prácticamente orgulloso al dictador, acumulando poder con suceso después de 14 meses de cargo. A fin de año, en un encuentro con el Politburó anunció que Xi fue nombrado jefe del hace poco creado Grupo central de guía para la profundización comprensiva de las reformas. Xinhua indicó que el grupo dirigente está encargado de "trazar la reforma su una base global, preparar y coordinar las reformas, empujar hacia la profunda reforma, controlar la actuación de los planes de reforma" (Xinhua,29 de diciembre). Además otro gripo creado por el Tercer Plenario, la Comisión de seguridad nacional, será casi seguro mandado por Xi (ver "Otra que reformas, el Plenario sirvió para consolidar el poder de Xi Jinping", 22/11/2013).

Tal desarrollo significa que xi tendrá la última palabra sobre la economía, además de tener el control de hierro sobre los aparatos del Partido-estado, del ejército y de las fuerzas de policía (Ming Pao [Hong Kong] 30 diciembre 2013). De todos modos, los tiempos han cambiado de cuando Mao ejercitaba el control casi totalitario. No obstante los muchos títulos adquiridos, para que las cosas se realicen, Xi necesita al menos del aval de las unidades regionales y centrales y del vasto aparato partido-militar.

Además, glorificar lo que Xi ha definido como "las importantes contribuciones d nuestros abuelos", es un modo indirecto con que los principitos- los hijos de los grandes del Partido- reivindican "legitimidad revolucionaria". Para Xi, las tranquilas celebraciones del maoísmo agregan el beneficio de unificar a los pincipitos y ponerlos detrás de sí, dado que no son un bloque de poder muy unido. "Hoy, lo que podemos asegurar al compañero Mao Zedong y a los otros primeros revolucionarios es que... estamos más cerca, respecto a otra coyuntura histórica, de llegar al fin de renacimiento de la raza china", dijo Xi, que es hijo del difunto Xi Zhongxun. No sorprende que en los pasados 10 años los cuadros militares y civiles con "sangre revolucionaria hereditaria" sean los más fervientes observantes de la tradición maoísta. Más o menos en el mismo período en el cual el mimbro del Politburó en desgracia y principito de alto perfil, Bo Xilai lanzaba la campaña "catemos canciones rojas", el entonces vice- presidente Xi estaba reviviendo los lemas del maoísmo. Por ejemplo, visitando la "Meca revolucionaria" de Jinggangshan en la provincia de Jiangxi en el año 2008, Xi rindió homenaje a "los innumerables mártires de la revolución, que han dado su propia sangre y sus vidas para ganr esta nación". "Ellos han puesto las bases sólidas del buen nivel de vida ("que gozamos hoy"), dijo. "En ningún caso podemos abandonar esta tradición". También los principitos del ejército son férvidos custodios de la tradición maoísta. Por ejemplo, dese fines del decenio de los años 2000. El "Coro de 100 hijos de generales" fue muy activo en organizar "conciertos rojos". Miembros notables de las tropas incluyen a los hijos y las hijas de los mariscales Chen Yi, Nie Rongzhen, Luo Rongshen y He Long y también Chen Hasosu, Nie Li, Luo Dongjin y He Xiaoming (Dazhong Dalily (Shandong), 26 de junio 2010; Peolple´s Daily, 15 octubre 2008).

Al mismo tiempo, los generales del ejército han jurado llevar adelante los preceptos maoístas de política exterior militar y agresiva, especialmente en el campo del "combatir al imperialismo". En un seminario sobre las doctrinas de Mao sobre defensa nacional, que se realizó en la Academia de las ciencias militares, el director del departamento general de política, general Zhang Yang dijo que "el pensamiento militar de Mao es una fuerte arma ideológica para aplastar a los enemigos y vencer las guerras". Haciendo una conexión entre el pensamiento de Mao y el "sueño chino" del Comandante en jefe Xi, el general Zhang pidió a los oficiales y a las tropas estudiar con atención las instrucciones del Gran Conductor: "para así reforzar nuestra cohesión y realizar el sueño chino y el sueño de nuestro fuerte ejército" (CNTV.com, 25 de diciembre 2013; People´s Daily, 24 diciembre 2013) En los últimos años, comentaristas militares "halcones", como el general Luo Yuan y Zhang Zhaozhong han aplaudido la rapidez de Mao en "confrontar a los americanos", especialmente si comparado con la actitud conciliadora del difunto Deng Xiaoping de "mantener el perfil bajo" (360 Doc.com [Bijing], 16 de diciembre 2013; www,wyzxsc,com [Beijing], 6 de octubre 2010).

De todos modos, los intelectuales liberales y los disidentes de la nación tienen una percepción muy distinta sobre Mao y su relevancia para la política china del siglo XXI. En una entrevista con los medios de Hong Kong y con la prensa china internacional, ellos ponen en guardia a los chinos para que saquen la justa lección de la dictadura estilo Mao, si el País quiere ser una sociedad moderna y justa.

"La distribución del mercado fue una de las grandes ilusiones de Mao", dijo Bao Tong, el secretario del difunto jefe del partido Zhao Ziyag. Bao hace notar una contradicción entre compromiso de las autoridades en "profundizar las reformas en modo completo" por una parte, y el "honrar al tirano Mao Zedong" por otra. Li Rui, el viejo secretario de 96 años de Mao, recuerda que el Gran Conductor se miraba a sí mismo como un contemporáneo del emperador Qin (260 a.C), el Primer emperador, muy conocido por su brutal supresión del pueblo. Li deploró que el poder actual defienda la heredad del déspota. "Fueron educados por el Partido comunista, y crecieron usando bufandas rojas", dijo Li a propósito de los líderes actuales. "Sin Mao. El Partido comunista no tiene ninguna legitimidad. Están obligados a mirar su propio origen" (South China Morning Post, 21 diciembre 2013; Radio free Asia, 13 diciembre 2013).

Gracias a la "sangre azul" revolucionaria, Xi parece apegado sentimentalmente a Mao, mucho más de cuánto lo fuesen  los ex presidentes Jiang Zamin y Hu Jintao, cuyos elogios sobre Mao en 1993 y en 2003 eran políticamente corectas, pero menos cargadas de emoción. Es claro que Xi debe surgir a la sombra de Mao si quiere actuar el tipo de reformas políticas y económicas que son necesarias y más en sintonía con las exigencias de siglo XXI.

(Por gentil concesión de Jamestown Foundation, Traducción al español de AsiaNews)

[1] El veredicto de Deng sobre Mao está contenido en la "Resolución sobre algunas cuestiones en historia de nuestro partido de la fundación de la república popular china", un documento aprobado por el 11 Comité central en junio 1981. En un famosos discurso de agosto 1980, del título "Sobre la reforma del sistema del partido y de la dirigencia estatal", Deng notaba que construir instituciones viables y un  estado de derecho era más importante que elegir santos para gobernar una nación.