Manila, católicos en oración por la Jornada del enfermo
El cardenal Rosales, arzobispo emérito de la capital presidió una misa solemne delante de centenares de enfermos, llegados a la iglesia del Espíritu Santo, gracias a la ayuda de la Orden de Malta y de radio Veritas. Su sucesor, el cardenal Tagle, participó el Congreso católico para los no videntes.

Manila (AsiaNews/Cbcp)- Con una misa solemne en la iglesia del Espíritu Santo, el card. Gaudencio Rosales celebró hoy la 22 Jornada mundial del enfermo. El arzobispo emérito de Manila presidió la función delante de centenares de enfermos, que después de la misa han participado a la oración de curación que recitó el p. Ferdinando Hernando, conocido en la capital por su compromiso en favor de los desvalidos y sufrientes.

La preparación de la función fue realizada por la Orden de Malta y por Radio Veritas: las dos organizaciones se preocuparon de ofrecer a los enfermos internados en casa la posibilidad de ir a la iglesia y volver con todo tipo de seguridad. Además diversos voluntarios estuvieron a disposición durante la misa por cualquier tipo de emergencia médica.

Siempre en ocasión de la Jornada, el pasado 8 de febrero se desarrolló en Manila el Congreso católico para los no videntes. El cardenal Tagle participó al evento, que se desarrolló en la escuela católica Paco y que fue ocasión para discutir la situación de los ciegos y de los programas- pastorales y sociales. Que pueden ser promovidos para mejorar su condición de vida.

La Jornada mundial del enfermo se celebra cada año en la fiesta de Nustra Señora de Lourdes. Deseada por Juan Pablo II en 1992, es un momento especial de oración y de compartir con aquellos que sufren. El lema de este año es "Fe y caridad: También nosotros debemos dar la vida por los hermanos". En su mensaje para la Jornada, distribuido a los presentes en la misa de hoy en Manila, el Papa Francisco reconoce en ustedes, queridos hermanos, una especial presencia de Cristo sufriente. Es así: junto, es más, dentro de vuestro sufrimiento está el de Jesús, que lleva junto a nosotros el peso y nos revela el sentido. Cuando el Hijo de Dios subió a la cruz destruyó la soledad del sufrimiento e iluminó la obscuridad".