El turismo como una herramienta para contribuir al "desarrollo humano integral"
En su mensaje para el Día Mundial del Turismo, el Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes subraya que el turismo puede ser un instrumento de progreso, siempre que sus beneficios lleguen a todos los sectores de la sociedad local. "Es fundamental" que "se sigan estándares éticos, que seamos respetuosos, en primer lugar, con las personas, tanto a nivel comunitario como de cada individuo, huyendo de una concepción puramente económica de la sociedad."

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - El turismo puede contribuir al "desarrollo humano integral", por ejemplo, para reducir el nivel de pobreza en las zonas menos desarrolladas y "si se desarrolla correctamente, puede ser una valiosa herramienta de progreso, de la creación de empleo, el desarrollo de la infraestructura y el crecimiento económico". Pero, para que esto suceda, "es esencial que los beneficios económicos del turismo llegue a todos los sectores de la sociedad local y tengan un impacto directo en las familias y, al mismo tiempo, debemos valorar los recursos humanos locales al máximo".

Lo releva al cardenal Antonio María Veglio, presidente del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes, en su mensaje por el Día Mundial del Turismo, que se celebrará el 27 de septiembre, dado a conocer hoy.

El tema elegido este año por la Organización Mundial del Turismo, ""Turismo y desarrollo de la comunidad" se refiere a un concepto, el desarrollo comunitario", estrechamente ligada a un concepto más amplio, que es parte de la doctrina social de la Iglesia, el de "desarrollo humano integral", de la que leemos e interpretamos lo primera". A este respecto, el documento se inspira en la Populorum Progressio de Pablo VI para poner de relieve la posibilidad de que el turismo puede lograr esto con respecto a tres áreas: económicos, sociales y medio ambiente. El turismo, de hecho, es "un factor clave del desarrollo económico por la importante contribución que hace al PIB (entre el 3% y el 5% a nivel mundial), el empleo (entre el 7% y el 8% de los puestos de trabajo) y las exportaciones (30% de las exportaciones mundiales de servicios)". Entonces, cada lugar del planeta es un posible destino, a través del turismo se puede "reducir el nivel de pobreza en las zonas menos desarrolladas". Se convierte en "un valioso instrumento de progreso, la creación de puestos de trabajo, el desarrollo de la infraestructura y el crecimiento económico". Una industria capaz de generar un tipo de uso "creativo" y diversificado al cual pueden acceder en especial los grupos más desfavorecidos.

Pero para alcanzar estos objetivos, "es esencial" que "se sigan los criterios éticos que respeten, en primer lugar, las personas, tanto a nivel comunitario como de cada individuo, huyendo de una concepción puramente económica de la sociedad, que busca el beneficio egoísta, fuera de los parámetros de la justicia social. De hecho, nadie puede construir su propia prosperidad a expensas de los demás".

"Los beneficios del turismo a favor del "desarrollo comunitario" no puede reducirse únicamente al aspecto económico, pero hay otras dimensiones de igual o mayor importancia. Entre ellas aparece el enriquecimiento cultural, la oportunidad de conocer al ser humano, construcción de "bienes relacionales", la promoción del respeto mutuo y la tolerancia, la cooperación entre las instituciones públicas y privadas, el fortalecimiento del tejido social y asociativo, la mejora de las condiciones sociales de la comunidad, el estímulo al crecimiento económico y el desarrollo social y la promoción de la formación en el empleo para los jóvenes, para nombrar unos pocos".

"El desarrollo del turismo requiere que el personaje principal sea la comunidad local, que debe hacer su propio, con la presencia activa de los interlocutores sociales, institucionales e instituciones cívicas". Al mismo tiempo, "se debe llamar para salvaguardar su patrimonio natural y cultural". Y "los cristianos del lugar deben ser capaces de mostrar su arte, las tradiciones, la historia, los valores morales y espirituales, pero sobre todo la fe que es la fuente de todo esto y le da sentido".

Una tarea en la que también se conocen como las parroquias de las zonas turísticas que "ofrecen propuestas litúrgicas, educativas y culturales". Tratan de desarrollar una "amabilidad pastoral", que tendría en cuenta con un espíritu de apertura y de la fraternidad, que muestra el rostro de una comunidad viva y acogedora". "Estas propuestas pastorales - concluye el mensaje - son cada día más significativo, sobre todo cuando hay un tipo cada vez mayor de 'turista vivencial', que trata de establecer lazos con la población local y quiere sentirse un miembro de la comunidad de acogida, participando en su vida diaria, mejorando el encuentro y el diálogo".