Tokio (AsiaNews) - La actitud "peligrosa" de China y sus intentos de derrocar al derecho internacional en el Mar Oriental de China "podría conducir a consecuencias imprevistas" en la región por parte del Japón. Del mismo modo, "la continua provocación de Corea del Norte" y sus actitudes "irracionales" no deben subestimarse.. Esto fue escrito por el gobierno japonés, liderado por conservador Shinzo Abe, en el anual "Libro Blanco" de la Defensa del Sol Naciente. El libro, de 505 páginas, señala con el dedo al aumento exponencial en el gasto militar en Beijing y subraya que Tokio, después de 12 años, ha aumentado su propio presupuesto militar.
El último gesto hostil considerado de Japón está representado por el área de
identificación de defensa aérea (ADIZ), declarada unilateralmente por el
gobierno chino a finales de 2013. La Zona, que de hecho aumenta efectivamente los
limites bajo el control aéreo del Dragón, también ha sido criticada por
Washington: Según varios analistas, es precisamente en este ámbito que podría
abrirse un conflicto militar entre las dos potencias asiáticas.
Japón, dice el Libro Blanco, "está profundamente preocupado por esta
decisión, un acto muy peligroso que podría precipitar la situación y conducir a
consecuencias no deseadas". El temor no parece exagerado: en junio de
2014, dos aviones de combate chinos han volado a menos de 30 metros de
distancia de algunos jet japoneses justo en el punto en el que las áreas de la
defensa aérea de los dos países se superponen. Beijing ha rechazado las
acusaciones y dijo que los japoneses lo habían provocado.
El Mar de China Oriental, cubierto por ADIZ, también alberga un archipiélago
disputado por China y Japón (una de las Senkaku / Diaoyu) en el centro de las
manifestaciones en curso por ambas partes. Pero incluso en la parte sur del
mismo mar, la situación sigue siendo muy tensa: las reivindicaciones
territoriales de China en el Mar Meridional de China, de hecho, se tocan con
los intereses de Vietnam, las Filipinas y otros países del sudeste asiático,
que en varias ocasiones han reaccionado con vehemencia a lo que han llamado
"actos hostiles" de Beijing.
"Preocupación" en fin por los gastos militares chinos, que se han
cuadruplicado en la última década con una periodicidad anual, en comparación
con una disminución constante del presupuesto de guerra japonés. Tokio, sin
embargo, ha cambiado su curso y durante el año fiscal en curso se ha
incrementado en un 2,2% el presupuesto
asignado a los militares. Después de revisar la Constitución nacional, aboliendo de hecho el articúlo 9 y retomando el rearme del país, el gobierno de Shinzo Abe planea invertir de
aquí a 2019 a unos 25.000 millones de yenes (unos 180 millardos de euros) en
armas y equipo militar de última generación.