Sri Lanka: adiós a Sarath Fernando, una vida dedicada a la protección de la creación
de Melani Manel Perera
El intelectual católico ha muerto a los 71 años de un ataque al corazón. Desde su juventud participó en la vida social y política, fundó una serie de movimientos para salvaguardar los agricultores.

Colombo (AsiaNews) - Una vida dedicada a la mejora de la sociedad y de dar dignidad a todos los seres humanos, prestando atención a la preservación del medio ambiente y de toda la creación. Así muchos en Sri Lanka recuerdan a Sarath Fernando, intelectual y activista, quien el 7 de septiembre ha fallecido a los 71 años, de un ataque al corazón. Católico y amigo de AsiaNews, sus restos descansan en el cementerio de su pueblo natal Ibbagamuwa (Kurunegala).

Desde los años universitarios Fernando se ha distinguido por su activismo, participando en la revuelta estudiantil de 1971, que quería establecer una sociedad más justa. Por sus esfuerzos, el hombre pasa cinco años de prisión, lo que impediría especializarse en Ingeniería Civil. Liberado de la prisión, decidió dedicarse a tiempo completo a la actividad política. Inició fundando el movimiento All Lanka Peasants Congress, con la creencia de que los campesinos (peasants) serían la clave para lograr un cambio social real en Sri Lanka en ese momento.

En 1978 se convirtió en investigador en el Social and Economic Development Centre (Sedec), seguido por 11 años de trabajo en el Developmente Devarasana Centre. En los años 90 fundó el Movement for National Land and Agricultural Reform (Monclar), donde seguirá trabajando hasta el final.

Sarath Fernando creía firmemente que los campesinos iban a emprender el camino de la agricultura ecológica, que no sólo regenera la capacidad de la madre naturaleza para vivir mejor, sino también la de los seres humanos, con el fin de desarrollar relaciones de igualdad con los demás.

En uno de sus últimos escritos, publicados en su biografía Mi Life Story (lanzado en marzo pasado), afirma: "En Sri Lanka, mi mayor deseo es explicar a los que trabajan en las plantaciones, aproximadamente un millón de personas, que pueden tener tierra para arar y ser ciudadanos dignos de este país".