El Papa a los representantes de las religiones: la libertad religiosa un baluarte contra todas las formas de totalitarismo
El papa Francisco se reunió con representantes musulmanes, Bektashi (sufíes), católica, ortodoxa, evangélica y judía. Empuja la colaboración en favor del bien común y el diálogo. Tal diálogo no debería estar basada en el relativismo, sino conservando su propia identidad, sin hipocresía.

Tirana (AsiaNews) - La libertad religiosa, conquistó Albania después del período de la dictadura comunista, y es bueno no sólo para los creyentes, sino para toda la sociedad, incluyendo a los no creyentes, un baluarte contra cualquier forma de totalitarismo: El Papa. Francis lo dijo hoy cuando alrededor de las16, se reunió con representantes de las seis principales religiones y confesiones cristianas. En una habitación en la Universidad Católica "Nuestra Señora del Buen Consejo", junto con el Papa, su séquito y el presidente de los obispos albaneses, Mons. Angelo Massafra, obispo de Scutari-Pult, asistieron representantes de las comunidades musulmana, Bektashi (sufíes), católica, ortodoxa, evangélica y judía.


En su discurso, el pontífice recordó el ateo pasado y violento Albania: "Cuando, en nombre de una ideología, se quiere expulsar a Dios de la sociedad, se acaba por adorar ídolos, y enseguida el hombre se pierde, su dignidad es pisoteada, sus derechos violados. Ustedes saben bien a qué atrocidades puede conducir la privación de la libertad de conciencia y de la libertad religiosa, y cómo esa herida deja a la humanidad radicalmente empobrecida, privada de esperanza y de ideales".


Apreciando entonces la libertad religiosa que disfrutamos hoy en día en el país, el Papa señaló que "la libertad religiosa no es un derecho que se puede lograr sólo por el sistema legal vigente, si bien es necesario: se trata de un espacio común, un ambiente de respeto y colaboración que debe construirse con la participación de todos, incluso aquellos que no tienen creencias religiosas".


En este sentido, recordó un discurso del Papa Juan Pablo II durante su visita a Albania en 1993," «la libertad religiosa [...] no es sólo un don precioso del Señor para cuantos tienen la gracia de la fe: es un don para todos, porque es la garantía fundamental para cualquier otra expresión de libertad [...]. La fe nos recuerda mejor que nadie que, si tenemos un único creador, todos somos hermanos. La libertad religiosa es un baluarte contra todos los totalitarismos y una aportación decisiva a la fraternidad humana»"


Para promover aún más la libertad religiosa requiere dos aspectos: "lo primera -dijo -  es ver en cada hombre y mujer, también en los que no pertenecen a nuestra tradición religiosa, no a rivales, y menos aún a enemigos, sino a hermanos y hermanas. Quien está seguro de sus convicciones no tiene necesidad de imponerse, de forzar al otro: sabe que la verdad tiene su propia fuerza de irradiación.


"Una segunda actitud - agregó - es el compromiso con el bien común.  Siempre que de la adhesión a una tradición religiosa nace un servicio más convencido, más generoso, más desinteresado a toda la sociedad, se produce un auténtico ejercicio y un desarrollo de la libertad religiosa, que aparece así no sólo como un espacio de autonomía legítimamente reivindicado, sino como una potencialidad que enriquece a la familia humana con su ejercicio progresivo. Cuanto más se pone uno al servicio de los demás, más libre es.
 Miremos a nuestro alrededor: cuántas necesidades tienen los pobres, cuánto les falta aún a nuestras sociedades para encontrar caminos hacia una justicia social más compartida, hacia un desarrollo económico inclusivo".

 

Hacia el final, el Papa Francisco ha añadido improvisando un par de frases para enfatizar que el diálogo entre las religiones es sólo posible desde la propia identidad contra el relativismo. Dijo que no debemos ocultar su identidad, o "pretender tener una, o una máscara... sería relativismo. La propia identidad se ofrece al otro para caminar juntos, lejos de la hipocresía".


"Queridos amigos - concluyó - les animo a mantener y a desarrollar la tradición de buenas relaciones entre las comunidades religiosas presentes en Albania, y a sentirse unidos en el servicio a su querida patria. Sigan siendo signo, para su país y para los demás países, de que son posibles las relaciones cordiales y de fecunda colaboración entre hombres de diversas religiones. Y recen por mí. Dios los bendiga".