Nueva York (AsiaNews
/ Agencias) - En
Corea del Norte, "no hay lager,
sino centros de detención donde las
personas son persuadidas para
mejorar sus propios pensamientos y razonar sobre sus errores". Pero esto
"no cambia una buena situación,
que puede y va a ser mejorada, donde las condiciones
de vida de la población son
dignas y respetadas". Lo dijo Choe Myong-nam, un alto funcionario del gobierno de Pyongyang, durante una audiencia sobre la situación de los derechos humanos en el país,
que tuvo lugar en las Naciones Unidas. Es muy raro que
el régimen dirigido por Kim
responda a los llamamientos
de la comunidad internacional, y
la presencia de Choe en la ONU
podría confirmar los
rumores de que Corea del Norte están en curso grandes cambios.
La audiencia fue organizada para dar a Pyongyang la
oportunidad de discutir el informe
de la ONU sobre los derechos humanos
en Corea: en el texto, presentado en febrero de 2014 y en
base a los testimonios de los
exiliados, se señala con el dedo las "atrocidades
inenarrables" que son cometidas "a
gran escala "contra" todo
el pueblo de Corea del Norte".
El informe también menciona los campos de trabajo, donde
serían encarcelados decenas de
miles de prisioneros.
En respuesta a las alegaciones, frente a funcionarios de la ONU y diplomáticos extranjeros, Choe ha dejado claro que "no son campos de trabajo o
de concentración. Son centros de detención donde las personas son persuadidas para mejorar su forma de pensar y razonar acerca de sus
errores". De acuerdo con el
funcionario, la de Corea del Norte es "una sociedad en transición, y esto puede ser problemático. Tal vez tengamos que construir más viviendas
y crear mejores servicios sociales
para dar a la gente mejores condiciones de vida".
Pero todos los
males del país, subrayo
reactivando la propaganda nacional,
"vienen de la presión de las fuerzas externas que afectan nuestra situación económica". La referencia es a las sanciones
internacionales aprobadas después
de la tercera prueba nuclear no autorizada realizada por el régimen de Kim.
En cualquier caso, Choe concluyó rechazando
las acusaciones de la ONU y recordó que su
gobierno - inmediatamente después
de la publicación del informe -
lo ha descrito como "el intento más reciente dirigido por
fuerzas hostiles a utilizar los derechos
humanos para denigrar la 'imagen
e ideología elegidos por el pueblo coreano".