Papa: "la oración de alabanza" es "alegría" y nace cuando recordamos las cosas que el Señor ha hecho en nuestras vidas
"El punto de partida" es "recordar" que "Dios me eligió antes de la creación del mundo." "Si nosotros no creemos esto no somos cristianos. Quizá estemos impregnados de una religiosidad teísta, ¡pero no somos cristianos! El cristiano es uno elegido, el cristiano es uno elegido en el corazón de Dios antes de la creación del mundo". "La oración de alabanza está en primer lugar "la oración de la alegría", luego "la oración de la memoria."

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - La "oración de alabanza" a Dios tiene el "punto de partida" es, precisamente, "hacer memoria" del hecho que "el Señor me ha elegido antes de la creación del mundo". "¡Ésta es la verdad! ¡Ésta es la revelación! Si nosotros no creemos esto no somos cristianos ¡eh! Quizá estemos impregnados de una religiosidad teísta, ¡pero no somos cristianos! El cristiano es uno elegido, el cristiano es uno elegido en el corazón de Dios antes de la creación del mundo" . El Papa Francisco lo dijo en su homilía de la misa celebrada hoy en la Casa Santa Marta, siguiendo el ejemplo de la Carta a los Efesios, donde San Pablo con alegría eleva su bendición a Dios. Es una oración de alabanza oración ""que nosotros no solemos hacer habitualmente: alabar a Dios. Y dijo que se trata de pura gratuidad, que nos hace entrar en "una gran alegría"

   "Nosotros - dijo el Papa -Nosotros sabemos rezar muy bien cuanto pedimos cosas, también cuando agradecemos al Señor, pero la oración de alabanza es un poco más difícil para nosotros: no es tan habitual alabar al Señor. Y esto podemos sentirlo mejor cuando hacemos memoria de las cosas que el Señor ha hecho en nuestra vida: 'En Él - en Cristo - nos ha elegido antes de la creación del mundo'. ¡Bendito eres Señor, porque tú me has elegido! Es la alegría de una cercanía paterna y tierna".

"La oración de alabanza" nos trae esta alegría, para ser feliz delante del Señor. Hagamos un esfuerzo para reencontrarla". Pero el punto de partida es, precisamente, "hacer memoria" de esta elección: "el Señor me ha elegido antes de la creación del mundo. ¡Pero esto - dijo - no se puede comprender!" "No se puede comprender ni imaginar: que el Señor me haya conocido antes de la creación del mundo, que mi nombre estaba en el corazón del Señor. ¡Ésta es la verdad! ¡Ésta es la revelación! Si nosotros no creemos esto no somos cristianos ¡eh! Quizá estemos impregnados de una religiosidad teísta, ¡pero no somos cristianos! El cristiano es uno elegido, el cristiano es uno elegido en el corazón de Dios antes de la creación del mundo. También este pensamiento colma de alegría nuestro corazón: ¡yo soy elegido! Y nos da seguridad".

"Nuestro nombre está en el corazón de Dios, precisamente en las vísceras de Dios, como el niño está dentro de su mamá. Ésta es nuestra alegría, la de ser elegidos". Es algo  que "no se puede entender sólo con la cabeza. Ni siquiera sólo con el corazón. Para comprender esto debemos entrar en el Misterio de Jesucristo. El Misterio de su Hijo amado: 'Él ha derramado su sangre en abundancia sobre nosotros, con toda sabiduría e inteligencia, haciéndonos conocer el misterio de su voluntad. Y ésta es una tercera actitud: entrar en el Misterio" "Cuando celebramos la Eucaristía, entramos en este Misterio, que no se puede comprender totalmente: el Señor está vivo, está con nosotros, aquí, en su gloria, en su plenitud, y da otra vez su vida por nosotros. Debemos aprender cada día esta actitud de entrar en el Misterio. El cristiano es una mujer, es un hombre, que se esfuerza para entrar en el Misterio. El Misterio no se puede controlar: ¡es Misterio! Yo entro".

La oración de alabanza, el Papa ha concluido, es por lo tanto  en primer lugar "la oración de la alegría", luego "oración de memoria: '¡Pero cuánto ha hecho por mí el Señor! Con cuánta ternura me ha acompañado, cómo se ha abajado; se ha inclinado como el papá se inclina con el niño para hacerlo caminar'". Y, en fin, oración al Espíritu Santo para que nos dé "la gracia de entrar en el Misterio, sobre todo cuando celebramos la Eucaristía".