Carta del arzobispo de Mosul: Gracias por las ayudas, que sostienen los sufrimientos de los refugiados
de Amel Nona
Las ofrendas de todos los donantes de la campaña: "Adopta un cristiano de Mosul" fueron usadas para comprar comida, ropa de invierno, frazadas para los prófugos y alquilar casas o roulotte para enfrentar el invierno y el frío que llegaron muy pronto. Dos mujeres han defendido su fe cristiana delante de los milicianos islamistas que querían convertirlas, amenazándolas que las iban a matar. Refugiado entre los refugiados, mons. Nona descubre un modo nuevo de ser pastor.

Erbil (AsiaNews)- Falta de comida, de ropa de invierno, de frazadas, de casas, de remedios: es el cuadro del dolor en el cual están los centenares de miles de refugiados iraquíes escapados de Mosul y de los pueblos vecinos, que lograron huir a Kurdistán. Mons. Nona, arzobispo de Mosul de los Caldeos, también él refugiado, agradece a AsiaNews y a todos aquellos que contribuyeron a la campaña: "Adopta un cristiano de Mosul". El obispo cuenta también de la confortación que le ofrecen los testimonios de fe de sus cristianos delante de las violencias y las amenazas de las milicias del Califato islámico. La grave crisis humanitaria es también ocasión para él el descubrir un modo nuevo de ser pastor: no olvidarse de Dios en medio de las terribles urgencias humanitarias de la vida cotidiana. A continuación reportamos la carta que mons. Nona nos ha enviado, después de haber recibido la segunda parte de ayuda de la campaña: "Adopta un  cristiano de Mosul". Hasta ahora, ésta juntó y envió casi 700 mil euros. Y continúa según las mimas modalidades (v. aqui)

Querido p. Cervellera,

Quiero informarlo que hemos recibido la suma de 123,297 euros enviada por vosotros, AsiaNews, y también 270,000 euros mandados por la fundación Pime Onlus. Esta es la segunda donación mandada por AsiaNews a nuestro comité episcopal para ayudar a los refugiados cristianos iraquíes. Esta donación vuestra llega directamente a la cuenta bancaria del comité y se la registró a vuestro nombre con todos los detalles de la donación: la fecha, el número de la suma, la organización que ahce la donación. Ahora le doy lo detalles sobre estas ayudas, o sea el modo en el cual fueron gastados el dinero. Estamos dispuestos a responder también sobre ulteriores preguntas que se refieran a las donaciones.

Las ayudas que recibimos son de gran importancia para nosotros, pues facilitan la vida de nuestros refugiados, que es para nada fácil.

Hoy, los refugiados sufren un situación muy difícil, sobre todo porque el invierno ya inició y la lluvia llegó también. Las dificultades surgen por la falta de comida, ropa pesada, frazadas para protegerse del frío... También tienen dificultad que se refieren a problemas sanitarios. Miles de familias no pueden pagar más el alquiler de las casas porque el precio es muy alto, y ellos están sin trabajo. Cada día aumenta la necesidad y los pedidos de casas o de poder tener algún lugar gratuito donde poder refugiarse. Aquellos que viven en lugares pagados o preparados por la Iglesia-gracias a la ayuda de organizaciones caritativas, como la campaña de AsiaNews- están enfrentando otras dificultades cuáles la falta de trabajo y de dinero. También todos estos lugares están llenos de tanta gente.

Las donaciones que llegan a la iglesia de varias fuentes, son gastadas para encontrar alojamientos dignos para nuestros cristianos. Por ejemplo una casa en lugar de una carpa, o encontrar un lugar para quien vive en una escuela o en aulas repletas. Las ayudas son gastadas también para medicamentos, que los más necesitados no pueden pagar. Alquilar una casa u hoteles para los refugiados, o construir campos de roulotte, es el camino más importante para usar estas ayudas, porque la mayoría de los refugiados no tienen con qué pagar el alquiler de una casa.                                         

En nuestra situación dramática, cada tanto vemos alguna luz del cielo que nos da coraje para continuar nuestra vida de fe, no obstante todas las dificultades y los problemas. Por ejemplo, hemos recibido algunos testimonios por parte de nuestros fieles que se quedaron en los pueblos cristianos de la planicie de Nínive. He escuchado hace algunos días que en el pueblo de Bartella, una familia que se quedó allá también con un vecino, aún después de la llegada del ejército del estado islámico (o Isis). Tratando de escapar del pueblo fueron apresados y obligados  a convertirse al islam. El vecino lo rechazó y por esto fue inmediatamente asesinado. En cambio la mujer, por miedo sobre la suerte de sus hijos, dijo la fórmula con la cual uno se convierte al islam. Pero llegando a Erbil pidió penitencia y perdón, volviendo a la fe cristiana. Otra historia se refiere a dos mujeres ancianas que se quedaron en un pueblo que se llama Karemless, en la llanura de Nínive. Estas mujeres valientes encontrando a los militantes del Isis que querían obligarlas a convertirse al islam. En vez han iniciado a discutir con ellos con valentía, defendiendo su propia fe... discutieron como una hora con los milicianos, que las amenazaban de muerte, pero sin poderlas convertir. Al final decidieron dejarlas irse libremente. Yo personalmente me encontré a estas dos mujeres porque son de mi diócesis. Las vi felices y llenas de confianza en Dios y en sí mismas. Ellas no renegaron la propia fe y han dado un gran testimonio.

Nuestra fe cristiana nos empuja a ayudar a los otros no obstante las diversidades de religión y de etnias. Por esto nuestra Iglesia ayuda también a otros que se encuentran en la misma crisis, como a los yazidíes y miembros de otras minorías que se llaman Kakai: diversos de ellos se encuentran junto a nuestros refugiados cristianos, y nosotros ayudamos a todos.

Toda esta crisis hace difícil la vida de los refugiados, comprendida la mía, como pastor de una diócesis marcada por el dolor de hace 11 años, con algunos mártires, tantas familias emigradas al extranjero y ahora con la llegada del Isis, que ha vaciado la diócesis de todos sus miembros.

Nuestra vida cotidiana es un continuo ver y escuchar a los refugiados y sus necesidades, y tratar de hacer los que se puede por ellos. El trabajo del obispo se convirtió en un obrar concreto para responder a las exigencias cotidianas de nuestros fieles. Al mismo tiempo, en esta situación de gran dificultad humanitaria, es importante encontrar los caminos más adecuados para sostener las dimensiones espirituales de todos. Es un complejo no fácil en el cual es necesario encontrar un equilibrio entre las exigencias humanitarias cotidianas en una crisis muy difícil y la importancia de mantener el espíritu cristiano en el ánimo de nuestra gente.

Pero al final, agradecemos a Dios por todo, también por la situación en la cual vivir como nosotros obispos, porque nos enseña siempre más como se puede ser siervos fieles a Él y a Su pueblo.

+ Amel Nona

Arzobispo de Mosul de los Caldeos -Responsable del comité episcopal para la ayuda a los refugiados cristianos.