Papa: que haya en el mundo una "movilización de conciencias en favor de los cristianos perseguidos"
"Ellos tienen el derecho de encontrar en sus propios países seguridad y serenidad, profesando libremente su propia fe". "Guay, si un obispo, un sacerdote o un diácono piensan que la saben toda, que tienen siempre la respuesta justa para cada cosa y no necesitar de nadie" o que se comporten como si "la comunidad fuese su propiedad, su reino personal", mientras debe estar "escuchando a la gente", aún a aquellos que "puedan estar todavía lejos".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- "Encarecido pedido" del Papa a cuántos tienen responsabilidades políticas a nivel local e internacional, como también a todas las personas de buena voluntad, para que se inicie una vasta movilización de conciencias en favor de los cristianos perseguidos. Ellos tienen derecho de encontrar en sus propios países seguridad y serenidad, profesando libremente su propia fe".

El Papa Francisco expresó hoy así, al finalizar la audiencia general de hoy, la "gran trepidación" con la cual sigue "las dramáticas cuestiones y situaciones de los cristianos que en varias partes del mundo son perseguidos y asesinados a causa de su propia fe religiosa. Siento la necesidad de expresar mi profunda cercanía espiritual con las comunidades golpeadas por la absurda violencia que no parece nunca terminar, mientras que doy coraje a los Pastores y a todos los fieles para que estén fuertes y firmes en la esperanza". Y "para todos los cristianos perseguidos por ser cristianos los invito a rezar el Padre Nuestro..."

Antes del pedido, el Papa siguiendo la catequesis dedicada a la Iglesia, a las 25 mil personas presentes en la plaza de S. Pedro, en una jornada nublada habló de "lo que se les pide a los ministros de la Iglesia, para que puedan vivir en modo auténtico y fecundo el propio servicio", con estas palabras: "Guay si un obispo, un sacerdote o un diácono piensan que lo saben todo, que tienen siempre la respuesta justa para cada cosa y que no necesitan de nadie" o se comportan como si "la comunidad fuese de su propiedad, su reino personal", mientras que debe "estar a la escucha de la gente", más aún hacia aquellos que "pueden aún estar lejos".

En las "Cartas pastorales" enviadas a sus discípulos, Timoteo y Tito, el apóstol Pablo, ha recordado, "se detiene con atención en la figura de los obispos, de los presbíteros y de los diáconos" y en su "descripción de cada cristiano en la Iglesia". En particular para los obispos, presbíteros, diáconos "sean consideradas algunas cualidades exquisitamente humanas: la hospitalidad, la sobriedad, la paciencia, la confiabilidad, la bondad del corazón. Repito: la hospitalidad, la sobriedad, la paciencia, la mansedumbre, la afabilidad, la bondad del corazón. ¡Es este, el alfabeto, la gramática de base de cada ministerio! Debe ser la gramática base de cada obispo, de cada cura, de cada diácono". Porque "sin esta predisposición, bella y genuina de encontrar, de conocer, de dialogar, de apreciar y de relacionarse con los hermanos de manera respetuosa y sincera, no es posible ofrecer un servicio y un testimonio realmente lleno de alegría y creíble".

"Está también, una actitud de fondo que pablo recomienda a sus discípulos y, de consecuencia, a todos aquellos que son investidos del ministerio pastoral", "reavivar continuamente el don que nos fue dado y hemos recibido". "Esto significa que debe estar siempre viva la conciencia que no se es obispo, sacerdotes o diáconos porque se es más inteligente, más buenos o mejores de los otros, sino por fuerza de un don recibido, un don dado por Dios, en la potencia de su Espíritu, para el bien de su pueblo". "La conciencia que todo es don, todo es gracia, ayuda a una Pastor también a no caer en la tentación de ponerse al centro de la atención y de confiar solamente en sí mismo. Son las tentaciones de la vanidad, de la suficiencia, de la soberbia. ¡Guay si un obispo, un sacerdote o un diácono piensan que ya lo saben todo!, que tienen siempre la respuesta justa para cada cosa y de que no necesitan de nadie. Por el contrario, la conciencia de ser él el primer objeto de la misericordia y de la compasión de Dios que debe llevar a un ministro de la Iglesia a ser siempre humilde y comprensivo en relación con los otros. Aún en la conciencia de ser llamado a custodiar con coraje el depósito de la fe, él se pondrá a escuchar a la gente. De hecho, es consciente, que tiene siempre algo que aprender, también de aquellos que están todavía lejos de la fe y de la Iglesia.

Con sus propios co-hermanos, luego, todo esto debe llevar a asumir una actitud nueva, marcado por el compartir, por la corresponsabilidad y por la comunión.

En los saludos en español, al final, el Papa Francisco volvió a recordar "la tragedia de los estudiantes raptados y asesinados" por los traficantes de droga.