En el "Domingo de la alegría" el Papa regala un librito de oraciones: "Llévenlo siempre con ustedes"
Después de la plegaria del Angelus, el Papa Francisco regaló a los presentes un librito de bolsillo con las oraciones "para los varios momentos de la jornada y para las diversas situaciones de la vida". Precedentemente había bendecido los "Niños Dios" de los pesebres llevados por los niños de los oratorios romanos. La vela de navidad en solidaridad con los fieles polacos.

Ciudad del Vaticano -(AsiaNews)- Un librito de bolsillo de oraciones "para los varios momentos de la jornada y para las diversas situaciones de la vida... Tomen uno cada uno y llévenlo siempre con ustedes, como ayuda para vivir toda la jornada unidos a Dios": es el "regalo" que el Papa Francisco hizo a todos los presentes en la plaza de S. Pedro, en ocasión del domingo de Adviento, llamado "Domingo de la alegría".

La plegaria y la alegría fueron los temas dominantes de su reflexión. Antes que un grupo de voluntarios distribuyeran a las decenas de miles de presentes, el Papa Francisco bendijo "los Niños Dios" de los pesebres, llevados por los niños de los oratorios romanos.

"Queridos niños- dijo el Papa- le agradezco vuestra presencia y les deseo una ¡Feliz Navidad! Cuando recen en casa, delante de vuestro pesebre, recuérdense también de mí, como yo me recuerdo de ustedes. La oración es la respiración del alma: es importante encontrar momentos en la jornada para abrir el corazón a Dios, también con las simples y breves oraciones del pueblo cristiano".

Precedentemente el pontífice se detuvo sobre el tema de la alegría: "El corazón del hombre desea la alegría. Cada familia, cada pueblo aspira a la felicidad. Pero, ¿cuál es la alegría que el cristiano está llamado a vivir y testimoniar? Es la que viene de la cercanía de Dios, de su presencia en nuestra vida. Desde cuando Jesús entró en la historia, con su nacimiento en Belén, la humanidad ha recibido el germen del Reino de Dios, como un terreno que recibe la semilla, promesa de la futura cosecha. ¡No necesitamos buscar más por otro lado! Jesús vino a traernos la alegría y para siempre. No se trata de una alegría solamente esperada o remitida al paraíso, sino de la alegría ya real y experimentable ahora, porque Jesús mismo es nuestra alegría, como es nuestra paz. Él está vivo, es el resucitado, y obra en nosotros y entre nosotros especialmente con la Palabra y los Sacramentos". "Con Jesús la alegría es de casa"- agregó el Papa, leyendo un cartel llevado por los peregrinos a la plaza. Y lo hizo repetir a los presentes diversas veces durante el encuentro.

Refiriéndose luego a la figura de Juan el bautista, citada en el Evangelio de hoy (Jn. 1,6-8.19-28). Él agregó: Todos nosotros, los bautizados, hijos de la Iglesia, estamos llamados a recibir siempre nuevamente la presencia de Dios en medio nuestro y a ayudar a los otros a descubrirla, o a redescubrirla en el caso se la hubiesen olvidada. Se trata de una misión hermosísima, similar a la de Juan el Bautista: orientar la gente hacia Cristo- ¡no hacia nosotros mismos!- porque es Él la meta hacia la cual tiende el corazón del hombre cuando busca la alegría y la felicidad".

¡También S. Pablo, en la liturgia de hoy, indica las condiciones para ser "misioneros de la alegría": rezar con perseverancia, dar siempre gracias a Dios, seguir su Espíritu, buscar el bien y evitar el mal (Cfr. 1 ts. 5,17-22). Si este será nuestro estilo de vida, entonces la Buena Noticia podrá entrar en tantas casas y ayudar a las personas y a las familias a redescubrir que en Jesús está la salvación. En Él es posible encontrar la paz interior y la fuerza para enfrentar cada día las diversas situaciones de la vida, aún aquellas más pesadas y difíciles".

Y hablando libremente, agregó: "Nunca se escuchó hablar de un santo o una santa triste, con una cara de velorio...

"Con la mirada dirigida hacia la Navidad, ya cercana- concluyó- la Iglesia nos invita a testimoniar que Jesús no es un personaje del pasado. Él es la Palabra de Dios que hoy continúa ayudando a iluminar el camino del hombre; sus gestos- los Sacramentos- son la manifestación de la ternura, de la consolación y del amor del Padre hacia cada ser humano. La Virgen María, "Causa de nuestra alegría", nos haga siempre alegres en el Señor, que viene a liberarnos de las tantas esclavitudes interiores y exteriores".  

Después del Angelus, el pontífice saludó entre otros, también a los peregrinos polacos y agregó: "me uno espiritualmente a sus connacionales que están encendiendo la "vela de Navidad" y reafirman el compromiso de solidaridad, especialmente en este Año de la Caritas que se celebra en Polonia". Y para confirmarlo mostró al público una vela encendida en la ventana de su estudio.