Papa: "La raíz de todos los males" es "la economía de la exclusión y de la no equidad", es una "economía que mata"
"Renunciar a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y actuar ante todo sobre las causas estructurales". "La política tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas preciosas de la caridad, porque busca el bien común". "Los pilares de quien es llamado a administrar la cosa pública" son "la dignidad de la persona humana y el bien común". "Sentirse 'custodios y no patrones de la tierra", que "no es una herencia que hemos recibido de nuestro progenitores, sino un préstamo que nos hacen nuestros hijos a nosotros".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "La raíz de todos los males es la economía de la exclusión y la inequidad, esa economía mata", fruto de la ley de la competitividad por la cual el más fuerte tiene lo mejor sobre los más débiles" y que aún hoy se muestra como la "paradoja" de Juan Pablo II: "hay comida para todos, pero no todos pueden comer", pidiendo que se trabaje en la elección de prioridades: "renunciar a la autonomía absoluta del  mercado y de la especulación financiera y actúa sobre todo sobre las causas estructurales de la inequidad". Lo dice el papa Francisco en el video-mensaje enviado en ocasión del evento "La idea de la Expo 2015 - Hacia la Carta de Milán", programada hoy en Milán sobre el tema "Nutrir el planeta, Energía para la Vida".

El papa ha partido de la observación que hoy no obstante la multiplicación de las organizaciones y de las diversas intervenciones de la comunidad internacional sobre la nutrición, permanece actual la «paradoja» de Juan Pablo II. "Hay pocos temas sobre los que se esgrimen tantos sofismas como los que  se dicen sobre el hambre, pocos asuntos tan susceptibles de ser manipulados por los datos, las estadísticas, las exigencias de seguridad nacional, la corrupción o un reclamo lastimero a la crisis económica. Para superar la tentación de los sofismas, que en el nominalismo va a otra, otra, otro, pero no toca la realidad, para superar estas tentaciones, sugiero tres actitudes concretas".

El primer punto es: "Ir de las urgencias a las prioridades". Esto comporta, dijo, tener "una mirada y un corazón orientados no a un pragmatismo de emergencia que se revela como propuesta siempre provisoria, sino a una orientación decidida en el resolver las causas estructurales de la pobreza". Recordando "que la raíz de todos los males es la inequidad".

Francisco afirmó que "es necesario, si queremos realmente resolver los problemas y no perdernos en sofismas, resolver la raíz de todos los males que es la inequidad. Para hacer esto hay que hacer alguna elecciones prioritarias que hay que cumplir: renunciar a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y obrar sobre las causas estructurales de la inequidad".

El segundo punto es: "Sean testigos de caridad". "La política, tan denigrada, es una vocación altísima, es unas de las formas más preciosas de la caridad porque busca el bien común. Debemos convencernos que la caridad "es el principio no sólo de las micro-relaciones: relaciones de amigos, familiares, de pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones: relaciones sociales, económicas políticas". Una sana política. El campo de compromiso de una "político auténtico" y "los pilares de quien está llamado a administra la cosa pública" son "la dignidad de la persona humana y el bien común. Lamentablemente, estos dos pilares, que deberían estructurar la política económica, a menudo "parecen apéndices agregados desde el exterior para completar un discurso político sin prospectivas ni programas de verdadero desarrollo integral". Por favor, tengan coraje y no tengan temor de hacerse interrogar en los proyectos políticos y económicos por un significado más amplio de la vida porque esto los ayuda a "servir realmente al bien común" y les dará fuerza en el multiplicar y hacer más accesible para todos los bienes de este mundo".

En concreto, se trata de sentirse: "Custodios y no dueños de la tierra". El Papa, a propósito repitió cuánto dijo en la FAO, "Dios perdona siempre, las ofensas, los abusos, Dios siempre perdona. Los hombres perdonan a veces. ¡La tierra no perdona nunca! Se trata de "cuidar a la madre tierra, para que no responda con la destrucción". "Delante de los bienes de la tierra somos llamados a "no perder jamás de vista ni el origen, ni la finalidad de tales bienes, de modo que podamos realizar un  mundo "ecuo y solidario", así lo dice la doctrina social de la Iglesia. La tierra nos fue confiada para que pueda ser para nosotros madre, capaz de dar a cada uno lo necesario para vivir. Una vez, escuché una cosa bella: La Tierra no es una herencia que nosotros hemos recibido de nuestros padres, sino un préstamo que nos hacen nuestros hijos a nosotros, para que nosotros la cuidemos y la hagamos ir adelante y devolvérsela a ellos. La tierra es generosa y no le hace faltar nada a quien la cuida. La tierra, que es madre para todos, pide respeto y no violencia o lo que es peor aún la arrogancia como si fuésemos dueños. Debemos hacerla volver a nuestros hijos mejorada, cuidada, porque fue un préstamo que nos han hecho ellos a nosotros. La actitud de custodia o cuidado no es un compromiso exclusivo de los cristianos, atañe a todos. Les confío a vosotros cuánto dije durante la Misa de inicio de mi ministerio como obispo de Roma. "Quisiera pedir, por favor, a todos aquellos que ocupan o tiene roles de responsabilidad en ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: ¡Sean custodios de la creación, del designio de Dios inscripto en la naturaleza, custodios del otro, del ambiente; no dejemos que signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de nuestro mundo! Pero para custodiar, ¡Tenemos que cuidarnos a nosotros mismos! [...] No tenemos que tener miedo de la bondad, es más de la ternura". Custodiar la tierra no sólo con bondad, sino también con ternura".

"He aquí, entonces- concluyó- las 3 actitudes que les ofrezco para superar las tentaciones de los sofismas, de los nominalismos, de aquellos que buscan de hacer algo pero sin los concreto de la vida. Elegir a partir de las prioridades. La dignidad de la persona; ser hombres y mujeres testigos de caridad; no tener miedo de custodiar la tierra que es madre de todos".