China ataca al Dalai Lama: sobre la reencarnación profana al budismo tibetano
El próximo gobernador del Tibet se desata contra el Nobel de la paz: "Sus declaraciones sobre la reencarnación son hipócritas y contrarias a la religión. Es el gobierno central chino que reconoce y aprueba la dirigencia del budismo". En Nepal las autoridades prohíban "toda manifestación" que recuerde la fracasada insurrección del Tibet.

Beijing (AsiaNews)- Con sus declaraciones sobre la reencarnación, el "Dalai Lama está profanando al budismo tibetano. Sus posiciones cambian continuamente y ahora dice que no renacerá para evitar la injerencia de la política. Pero esto es absurdo y contrario a la religión: si el gobierno central chino no lo hubiese aprobado, ¿cómo hubiese podido surgir el XIV Dalai Lama?". Lo dijo el  nuevo gobernador del Tibet, Padma Choling, al margen de los trabajos de la Asamblea nacional del pueblo, en curso en Beijing.

El funcionario comunista hace referencia a una entrevista publicada en septiembre de 2014 por el líder del budismo tibetano, en el cual se temía la posibilidad de una "no reencarnación"  dado que la figura del Dalai Lama "ya cumplió su tiempo". Algunos días después la oficina del Nobel de la paz, aclaró que la entrevista "había sido en parte mal entendida", pro también subrayó que la próxima reencarnación del Dalai Lama "será fuera del control de la política china".

Según Choling, estas posiciones "son una profanación". "Nadie en el budismo tibetano aceptaría el fin del rol del Dalai Lama solamente porque lo dijo el actual. Debemos respetar la historia, respetar al budismo tibetano y no profanarlo". No obstante estas posiciones liberales, el gobierno local del Tibet, puso en estado de alerta a las fuerzas de seguridad presentes en el territorio para impedir "toda forma de manifestación" relacionada al 10 de marzo, aniversario de la fallida insurrección tibetana contra el gobierno chino en 1959.

Además, desde el 2008 lleva adelante una política siempre más represiva en relación con los monasterios, escuelas y comunidades locales que piden mayor autonomía cultural y plena libertad religiosa.

La misma elección fue hecha por el gobierno de Nepal, que hospeda a unos 20 mil refugiados tibetanos: para evitar cualquier dificultad con Beijing, Katmandú "advirtió" a la comunidad local "que no participe a protestas, marchas o manifestaciones" en memoria del aniversario del 10 de marzo. Karma Dawa, dirigente del centro de refugiados tibetanos, explica: "No haremos nada en público, la seguridad nos está encima y no nos deja jamás en paz. Rezaremos por nuestros mártires y por un Tibet libre e independiente" (Colaboró Christofer Sharma).