Papa: Se puede ser "maestro de la ley" sin fe, sin esperanza, sin alegría
En la Misa en la casa santa Marta, el Papa Francisco subraya que la fe es alegría y esperanza en Cristo. Los requisitos y la casuística son "un mundo abstracto" sin alegría, sin fe, sin amor, sin Dios.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Se puede "ser creyente sin alegría y la alegría no existe cuando no existe la fe, cuando no existe la esperanza, cuando no existe la ley sino sólo las prescripciones, la doctrina fría". Por el contrario, "La alegría de la fe, la alegría del Evangelio es la piedra miliar de la fe de una persona".

Es el centro de lo que ha dicho hoy el Papa Francisco en la homilía de la Misa en la Santa Casa Marta. El Papa partió de la observación de una frase incluida en el evangelio de hoy: "Abraham, vuestro padre, “exultó en la esperanza” de ver su día “y se sintió lleno de alegría "(cfr. Jn 8, 56).

"Esto es lo que no entendían estos Doctores de la ley – dijo -. No comprendían la alegría de la promesa; no entendían la alegría de la esperanza; no comprendían la alegría de la alianza. ¡No entendían! No sabían regocijarse, porque habían perdido el sentido de la alegría, que sólo viene de la fe. Nuestro padre Abraham fue capaz de alegrarse porque tenía fe: fue hecho justo en la fe. Estos habían perdido la fe. Eran Doctores de la ley, ¡pero sin fe! Es más: ¡habían perdido la ley! Porque el centro de la ley es el amor, el amor por Dios y por el prójimo".

Estos maestros de la ley "Sólo tenían un sistema de doctrinas precisas y puntualizaban cada día que nadie debía tocarlas. Hombres sin fe, sin ley, apegados a doctrinas que también se convertían en una actitud casuística: se puede pagar el impuso a César, ¿no se puede? Esta mujer, que se casó siete veces, cuando vaya al Cielo, ¿será esposa de aquellos siete? Esta casuística… Éste era su mundo, un mundo abstracto, un mundo sin amor, un mundo sin fe, un mundo sin esperanza, un mundo sin confianza, un mundo sin Dios. ¡Y por esto no podían regocijarse!".

"La alegría de la fe, la alegría del Evangelio es la piedra miliar de la fe de una persona. Sin alegría aquella persona no es un verdadero creyente. Volvamos a casa, pero antes hagamos la celebración aquí con estas palabras de Jesús: ‘Abraham, su padre, exultó en la esperanza de ver mi día. Lo vio y se sintió lleno de alegría’. Y pidamos al Señor la gracia de ser exultantes en la esperanza, la gracia de poder ver el día de Jesús, cuando nos encontraremos con Él, y la gracia de la alegría".