Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Es urgente "denunciar y combatir” la trata de seres humanos, "este nuevo mal que, en el mundo global, se desea ocultar porque es indignante y políticamente incorrecto"; es importante encontrar nuevas leyes "para garantizar llevar a los traficantes ante la justicia y redistribuir sus ganancias injustas para la rehabilitación de las víctimas"; dejar claro a las autoridades civiles "la gravedad de esta tragedia, que es una disminución de la humanidad". Estas son algunas de las tareas a las que el Papa Francisco instó hoy a los participantes en la sesión plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, que del 17 al 21 de abril se reunieron en el Vaticano sobre el tema "La trata de personas: un tema más de criminalización".
En su discurso, el Papa recordó que la supresión de la plaga de la esclavitud era "un resultado directo del mensaje de libertad traído al mundo por Cristo en su plenitud de gracia, verdad y amor, con su programa de las Bienaventuranzas". En este abolición han contribuido los santos - el Papa cita a San Pedro Claver y San Juan de Mata - y "muchos hombres y mujeres de buena voluntad que no se identifican con una religión, pero se ha comprometido a mejorar la condición humana".
"Lamentablemente - prosiguió el Papa - en un sistema económico mundial dominado por el lucro, se han desarrollado nuevas formas de esclavitud en algunas formas peores y más inhumanas que los del pasado. Aún más ahora, entonces, siguiendo el mensaje de la redención del Señor, estamos llamados para denunciarlos y combatirlos. En primer lugar, tenemos que tomar más conciencia de este nuevo mal que, en el mundo global, desea ocultar porque es indignante y 'políticamente incorrecto'. A nadie le gusta admitir que en su ciudad, región o nación, hay nuevas formas de esclavitud, aunque sabemos que esta plaga afecta a casi todos los países".
Estos "delitos graves" incluyen la trata de personas, el trabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos, drogas. Es urgente dar a luz a una "legislación nacional e internacional, con el fin de garantizar llevar a los traficantes ante la justicia y redistribuir sus ganancias injustas para la rehabilitación de las víctimas. Se debe buscar los mecanismos más adecuados para penalizar a los que son cómplices de este inhumano mercado. Estamos llamados a mejorar la forma de la redención y la inclusión social de las víctimas, también la actualización de los reglamentos en materia de asilo. Debe aumentar la conciencia de las autoridades civiles sobre la gravedad de esta tragedia, que es una regresión de la humanidad".
Francisco ha recordado que la inspiración para este trabajo desafiante viene del Evangelio "una guía para cualquier persona que está al servicio de la civilización del amor, donde las Bienaventuranzas tienen una resonancia social, donde hay una verdadera inclusión de los últimos. Debemos construir la ciudad terrena, a la luz de las Bienaventuranzas, y caminar al cielo en compañía de los niños y los últimos", Y no hay que olvidar que "el Protocolo" con la que seremos juzgados al final de la vida está en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo: "Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí", dice el Señor (cf. Mt 25,40)".