Lahore (AsiaNews)- “Los no musulmanes han siempre contrastado a los musulmanes y a menudo se aliaron para dañarlos”. Este pasaje se encuentra en el capítulo sobre las naciones Unidas en el volumen de la tercera media (8° clase) dedicado a las ciencias sociales e inserido en el plan de estudios obligatorios de la provincia del Punjab. Según la Comisión nacional de Justicia y paz (Ncjp) de la Iglesia católica paquistaní, los libros de texto están llenos de argumentos similares que “fomentan el odio contra las minorías”. Para frenar al extremismo religioso e instaurar la paz, la asociación sugiere de sacar los libros de las escuelas.
La Ncjp condujo a una investigación profundizada, analizando los volúmenes inseridos en el plan de estudios obligatorio de las escuelas públicas de la provincia. Los resultados de la investigación fueron presentados el 19 de mayo pasado en una conferencia, sobre el tema: “Erradicar la intolerancia religiosa a través del sistema educativo formal en Paquistán”. El evento se desarrolló en Lahore y han participado intelectuales, educadores y activistas por los derechos humanos.
Peter Jacob, director ejecutivo del Center for Social Justice (Csj), dijo: “Enseñar el odio o el prejuicio a los estudiantes es ilegal. No hay control sobre los editores independientes y sobre la literatura que publican. Por esto, el gobierno debe controlarlos con atención o impedir a ellos publicar ciertas cosas”.
En otro volumen, en programa en los primeros dos años de liceo: “Los países capitalistas y democráticos como en Europa y los EEUU han fundado las bases de los objetivos formativos sobre un concepto de persona siempre en sintonía con la sociedad y capaz de producir ganancia. Enseñan el programa en favor del capitalismo y de la filosofía de la democracia occidental”.
Qamar-ul-Islam raja, presidente del Comité permanente sobre la instrucción en Punjab, aseguró: “La intolerancia religiosa es un fenómeno internacional. El plan de estudios necesita una revisión; las autoridades responsables deben supervisar a estos editores privados y en el caso, castigarlos por los contenidos que inciten al odio”.