El Pime en China: hombres nuevos en estructuras nuevas
de Piero Gheddo
La misión en China es posible: debe apuntar más a la formación que a las estructuras. El ejemplo de los mártires antiguos y nuevos. Una síntesis comentada de la carta que el Superior general del Pime envió a sus co-hermanos, después de un viaje a China

Milano (AsiaNews)- El p. Ferruccio Bambillasca de Agrate Grianza (MB), después de 5 años en India y 15 en Japón, en el año 2013 fue elegido Superior general del Pime y visitó las misiones donde está presente el Instituto. En junio pasado estuvo en China, visitando las 6 diócesis fundadas por el Pime desde 1858 al 1949, cuando Mao tomó el poder en el continente chino: la primera es Hong Kong y luego las otras en el interior del país.

En la carta a los co-hermanos, el p. Ferruccio nota que China atraviesa un tiempo de grandes cambios y escribe: “Es interesante notar como en China la Iglesia necesita misioneros en grado de construir no más con grandes estructuras o proyectos insostenibles, sino misioneros-formadores enamorados de Cristo, capaces de construir personalidades, o sea formar sacerdotes y religiosos y también laicos que sepan llevar adelante la propia iglesia y el propio carisma”. El p. Ferruccio agrega que la presencia de misioneros extranjeros “debe ser muy discreta y humilde, capaz de un anuncio silencioso que parezca no cambiar a nadie, pero cambia a uno mismo y cambiando transforma la realidad que te circunda, ¡también en China!”

El Superior general no entra en particulares técnicos (cómo se puede entrar en China, que profesión desarrollar, etc.), sino declara: “El Pime creo que tenga algo que decir en China: no sólo en las grandes ciudades, sino también en las nuestras ex -misiones donde la presencia (aunque sea saltuaria…) de alguno de nosotros puede ser de ayuda al clero y a los religiosos locales (hay todavía institutos femeninos fundados por nuestros padres)”. En concreto, hay en China “un pequeño lugar para un testimonio evngélico que seguramente no es inútil”.

Luego describe las visitas a las ex –misiones del Pime y a los lugares del martirio del Santo Alberico Crescitelli (asesinado en el año 1900), de 6 misioneros en China y 1 en Hong Kong asesinados en los años de la guerra mundial y escribe. “Buena parte del viaje a China, fue una experiencia espiritual (casi una peregrinación para una formación continua…) que seguramente nos enseña algo a todos nosotros”. ¿Qué nos enseñan los mártires y las ex –misiones de China?

Primero, nuestros misioneros, desde el inicio, “estaban siempre atentos, en el modo de vestir y de construir estructuras, a la costumbres locales”. Segundo, en los pueblos cristianos la pastoral estaba “fundada sobre dos pilares: la vida comunitaria y la oración”.

El p. Ferruccio se quedó impresionado por este hecho: en los lugares del martirio de nuestros misioneros no quedó nada de cristiano y escribe: “Me pregunto. ¿Para qué sirvió el martirio de ellos? ¿Tiene todavía valor para la evangelización un martirio de este tipo? ¿Qué ha “ganado” el Instituto con el martirio de nuestros co-hermanos?”. Son preguntas “crudas y desnudas” que, si miradas positivamente, “podrían hacernos reflexionar seriamente sobre nuestra vida misionera”.

En septiembre de 2016, en Hong Kong se realizará el Concejo plenario del Instituto, con superiores y representantes de todas las misiones, que tiene la tarea de monitorear el camino del Pime y dar una orientación fuerte para nuestra vida personal de misioneros y las iniciativas de evangelización que se llevan adelante. Vivimos en un tiempo en el cual no se entiende bien qué es la “misión a las gentes”, o sea la Iglesia “en salida hacia los pueblos más pobres en todos los sentidos, a partir de la pobreza espiritual que hacía decir a Madre Teresa: “La más grande desgracia de India es la de no conocer a Jesús”. Estaba comprometidísima en ayudar a los pobres, pero ante todo en anunciar la salvación en Cristo, luego todo el resto.

El p. Ferruccio escribe: “Nuestros mártires en China (y no sólo….) han dado una respuesta precisa: han donado la vida entera con una gran fidelidad cotidiana… El Instituto sirve a la misión de la Iglesia cuando en cada lugar a él asignado, aunque sea insignificante, nosotros misioneros nos involucramos plenamente y con amor y dedicación por las personas (aunque sean pocas…) que viven en ese lugar y en aquel período histórico. Yo, como misionero del Pime, “sirvo al Instituto y a la Iglesia cuando mis palabras y mis aspiraciones están en armonía con el amor pleno y sincero que el Instituto reserva en los lugares y en los tiempos históricos de su misión, también cuando esto parezca no llevar a ningún resultado concreto y no ha cambiado situaciones que jamás cambiarán”.

El p. Ferruccio y sus consejeros, discutiendo para encontrar una síntesis temática, que ayude a todos los misioneros hasta el próximo Concejo Plenario, lanzan este eslogan. “Hombres nuevos en estructuras nuevas”, que refleja bien la presencia de nuestros misioneros en el interior de China (también el Argelia y de otras misiones).

“He aquí lo que sirve a la Iglesia y al Pime, para retomar la reflexión iniciada en esta carta. Ciertamente el martirio de S. Alberico y de nuestros otros co-hermanos asesinados en China sirvió a mí en cuánto padre del Pime y a tantos otros nuestros co-hermanos. No en cuánto este martirio es una “gloria” para el Instituto, sino porque nos pone a todos nosotros la pregunta fundamental: ¿Cómo nuestro Instituto está sirviendo hoy a la misión de la Iglesia y cómo yo, misionero del Pime, sirvo hoy al instituto y a la Iglesia? En estos días, nosotros en la Dirección General, estamos preparando el programa del próximo Concejo Plenario que se realizará en Hong Kong en septiembre 2016”… Para explicar brevemente el tema principal del próximo Concejo Plenario, pienso que el Pime necesite de hombres nuevos que sepan escuchar mucho, para aprender las palabras que las personas a las cuales fuimos mandados puedan entender; palabras con sentido que toquen el corazón de quien escucha y y no hombres que calumnian u ofenden a las personas con las cuales trabajan o viven. Sólo misioneros con espíritu nuevo pueden renovar nuestras estructuras (todavía muchas y difíciles de gestionar…), que necesitan ser renovadas a través de un nuevo modo de concebir nuestra presencia y nuestra misión.

A conclusión del año dedicado a nuestro Fundador, pido por nuestro Instituto, sobre el ejemplo de mons. Angelo Ramazzotti que supo renovar la Iglesia con la idea de misión “ad extra”, la gracia de la renovación, no sólo “ad extra”, sino también “ad intra”, para que todos podamos ser una “cosa sola” en el vivir la misión que la Iglesia nos ha confiado. El Instituto, no obstante sus debilidades, continúa sirviendo con fidelidad a la misión de la Iglesia; y nosotros misioneros del Pime, tomados singularmente ¿podemos decir que continuamos sirviendo con espíritu siempre renovado al Instituto y a la Misión de la Iglesia? ¡Buena Misión a todos!