Dilakshini: La guerra civil no frenó mis ganas de estudiar
de Melani Manel Perera
La muchacha, tamil y cristiana de 18 años, cuenta los horrores y las consecuencias del conflicto étnico. La pérdida de familiares, trabajo, casas. Los padres, sin empleo, no pueden pagar los estudios a los hijos. El sueño de Dilakshini: “Convertirme en una gran mujer y trabajar para esta sociedad”.

Colombo (AsiaNews)- “También si era sólo una niña, recuerdo todavía el rumor de las bombas y de los disparos, los gritos y los llantos de las víctimas de la guerra, Así también, cuando mi madre me llevaba lejos, corriendo entre los escombros de los edificios. Vi personas tiradas en el suelo en charcos de sangre, algunas estaban muertos. Como también tantas casas fueron destruidas. Nosotros fuimos evacuados. Tengo un obscuro recuerdo de esos momentos. Mi infancia fue terrible”. Quien habla a AsiaNews, es Dilakshini Croos, de 18 años, tamil, cristiana de la diócesis de Mannar. Junto a su madre es una de los centenares de miles de evacuados internos (Internally Displaced People-Idp) creados de la guerra civil.

Dilakshi frecuentó la escuela femenina de St. Xavier en Mannar. Después de haber estudiado cosido, ahora la muchacha está buscando trabajo en el sector. Sin embargo, querría también frecuentar cursos para aprender a usar la pc y tener mayores oportunidades. “Quiero convertirme en una gran mujer- explica- y trabajar por esta sociedad”.

Pero, el problema es el dinero. “Superé sólo 5 materias de mi examen- cuenta-. Quería repetirlo para poder pasar al examen sucesivo, pero tendría que frecuentar cursos extras. Y mi mamá no puede ayudarme a pagarlos. Así, renuncié a mis estudios y ahora estoy buscando trabajo”.

A causa del conflicto que por caso 30 años ensangrentó el norte de Sri Lanka, centenares de miles de tamil han perdido todo: familiares, propiedades, trabajo. Dilakshini se quedó sola con su mamá Pabiola Anton (46 años), que hace pequeños trabajos para mantenerse a sí y a su hija.

“La guerra nos volvió uy pobres. Mi madre- ceunta la joven- prepara el curry (condimento muy difundido en Asia meridional, constituido por una mezcla de especies, ndr) para venderlo en los negocios. También limpia en algunas casas. Pero el dinero que gana basta sólo para comer. No se puede ahorrar, ni gastar para mi educación. Nuestra vida es muy precaria”.

Ambas mujeres están evacuadas de hace muchos años. “Tenía 11 años- recuerda- cuando la guerra en Wanni inició. Un día una bomba cayó y explotó cerca de nuestra casa. Por fortuna estábamos afuera y no nos sucedió nada, pero recuerdo que corrimos a escondernos en un refugio. Varias horas después, mi padre volvió para hacernos salir. Hubieron muchísimos sucesos similares”.

“Para ser honesta- subraya- nosotros jóvenes no queremos más escuchar o ver un similar horror en nuestro país. No quiero ver a los muchachos sin amnos, sin arterias del cuerpo, inhábiles o evacuados a causa de la guerra. Nosotros tamil hemos tenido todos necesidad de hacer reiniciar nuestras vidas, en paz, sin  problemas”.