Katmandú (AsiaNews) – Hay alarma de cólera en Nepal, con por lo menos 40 casos confirmados hasta hoy por la División Epidemiológica y para el Control de las Enfermedades (EDCD) en Katmandú. El primer contagio registrado se remonta al 26 de julio pasado, y en menos de tres semanas cuatro personas han muerto. Según los primeros estudios, la epidemia habría sido causada por el consumo de agua contaminada. Las escasas condiciones higiénico-sanitarias, agravadas por el “Gran terremoto”, han contribuído a difundir la bacteria.
MIles de personas en el valle están aterradas. La Secretaría Municipal de Salud publica un comunicado a través de altoparlantes para explicar la situación a la población. El sisma del 25 de abril pasado destruyó las tuberías de agua y los desagües. Muchas tuberías todavía no han sido reparadas. Según una médica encargada del tratamiento de la enfermedad, la Dra. Rajesh ShahShah, “la causa principal de esta epidemia es el consumo de alimentos y agua contaminados. Nadie debe consumir el agua provista por el gobierno sin hervirla bien primero.”
El Dr. Baburam Marasini, director del EDCD, declara “La mayor parte de los pacientes provienen de Kalimati, Kuleshwor, Soalteeode, Kalanki y Naikap. Se trata de áreas de alta densidad poblacional con escasos servicios sanitarios. Según los informes, muchas personas han contraído la bacteria a través del agua contaminada y los alimentos de las prisiones”.
Los primeros infectados fueron llevados al hospital apenas manifestaron los primeros síntomas: náuseas, vómitos, dolor de cabeza, dificultad para moverse. Más de 220 personas han sido tratadas por diarreas graves. De éstas, al menos tres murieron.
El Dr. Sher Bahadur Pun, quien trabaja también tratando a los infectados, explica: “Todavía debemos visitar a muchos pacientes para poder confirmar que se trata de cólera. El número de cOntagiados podría ser superior a mil, porque la bacteria se está difundiendo con gran rapidez. Si no se toman precauciones, muchos podrían perder la vida. Exhortamos a todos a ser muy atentos y cuidadosos en su higiene”.
Particularmente, agrega, “nos preocupan las condiciones de miles de personas que están en la cárcel. Los estudios muestran que muchos ya están manifestando algunos síntomas. Si el gobierno ignora esto, el precio a pagar será muy alto”.