El verdadero Panchen Lama “está bien y no quiere ser molestado”. Desapareció hace 20 años
Un funcionario del Departamento del Frente unido de de la provincia del Tibet respondió a una pregunta sobre Gedhun Choekyi Nyima, raptado por Beijing cuando tenía 6 años: “Estudia y crece en salud. Pero su reconocimiento por parte del Dalai Lama fue siempre ilegal e inválido”.

Lhasa (AsiaNews/Agencias)- El verdadero Panchen Lama, raptado por las autoridades chinas hace 20 años para interrumpir la línea dinástica del budismo tibetano, “está viviendo una vida normal y no quiere ser molestado”. Lo declaró un miembro del gobierno chino, respondiendo a una pregunta puesta en una conferencia de prensa. Beijing jamás ha negado ser la responsable de la desaparición del pequeño Gedhun Choekyi Nyima, pero trata en todos los modos no mencionarlo en actividades públicas.

Norbu Dunzhub, miembro del Departamento del Frente unido de la provincia de Tibet, en cambio ha querido declarar que: “El Panchen Lama que habéis mencionado recibió una instrucción, vive una vida normal, crece en salud y no quiere ser disturbado”. El muchacho hoy tiene 26 años y fue secuestrado cuando tenía 6 años.

El Panchen Lama tiene como tarea-después de la muerte del Dalai Lama- reconocer la nueva reencarnación. El actual XIV Dali Lama, Tenzin Gyatso, reconoció como Panchen Lama al joven Gedhun Choekyi Nyima el 14 de mayo de 1995: pocos días después, el 17 de mayo, la policía raptó al niño de 6 años y a su familia, desde ese momento están desaparecidos. Para recordar este acontecimiento y pedir la liberación del pequeño Nyima, definido “el prisionero más joven de conciencia de la historia”, el mes  de mayo pasado en diversas ciudades del mundo se realizaron manifestaciones en su favor.

Pero Beijing no se limitó a hacer desaparecer al legítimo “número 2” del budismo tibetano. En noviembre de 1995 China “eligió” a Gyaltsen Norbu como “verdadero” Panchen Lama, aduciendo la utilización de rituales religiosos “más auténticos” de los del Dalai Lama, para implementar un control sobre la práctica religiosa en la región. En el año 2004 el régimen fue más allá y emanó un reglamento según el cual todos los “Buda vivientes”, autoridades muy importantes en el budismo tibetano, deben ser aprobados por el gobierno. De este modo Beijing espera controlar al próximo Dalai Lama.

El funcionario comunista subrayó que las reencarnaciones al interior del budismo tibetano deben tener la aprobación del Partido: “La identificación del Panchen Lama se hizo sin la autorización, por lo tanto es ilegal e inválida. No importa lo que diga o haga el Dalai Lama: no se puede negar el derecho del gobierno central de reconocer las reencarnaciones de los Budas vivientes”.