Alegría por el p. Mourad, temores por los otros 190 cristianos prisioneros del Estado islámico
“Fuerte preocupación” para la comunidad cristiana de Siria. Por un lado se celebra la fuga del sacerdote católico, por cinco meses en las manos de los jihadistas. Pesa el riesgo de represalias por parte de los milicianos sobre los otros prisioneros. Varias veces amenazado de muerte, el p. Mourad jamás “ha firmado un acta de abjuración del cristianismo”.

 Damasco (AsiaNews)- A la “alegría” por la encontrada libertad del p. Jacques mourad se alterna la “fuerte preocupación” por la suerte de más de 190 cristianos originarios de Al Qariatayn, al sudeste de Homs, en Siria, aún en manos de las milicias del Estado islámico. Son horas de ansia y satisfacción para la comunidad cristiana siriana, que celebra la vuelta del sacerdote siro-católico y prior del monasterio de Mar Elian, raptado en mayo pasado en las cercanías del lugar de culto destruido en agosto por el EI y reza por la vida de los otros rehenes.

Un fuente cercana al p. Mourad, contactada por AsiaNews, confirma que no se trató de una liberación, sino de una fuga de la cárcel. El temos continúa, “es que pueden haber represalias” por parte de los jihadistas; ayer lograron escapar otras 40 personas, cristianos originarios de Al Qariatayn. Sin embargo, otros 190 está aún en manos del Ei y existe el riesgo de venganzas por parte de los milicianos.

En cambio terminó la pesadilla de encarcelamiento para el p. Mourad, sacerdote perteneciente a la misma comunidad del p. Paolo Dall´Oglio, que de hace 12 años guía la parroquia siro-católica. Amigo y colaborador del sacerdote jesuita de origen italiano, fue uno de los primeros monjes de la comunidad de Mar Musa y a despecho de los peligros que derivaban del conflicto y de las amenazas de secuestro, no había querido abandonar a su propia gente.

En una entrevista al TG 2000, el prior de Mar Elian reveló algunos detalles de los meses transcurridos en manos del Estado islámico. “Casi todos los días- cuenta- había alguno (del EI) que entraba donde estaba recluido y me preguntaba ¿quiénes éramos? Yo respondía “Soy nazareno, o sea cristiano”, “Entonces eres un infiel”, gritaban. “Está visto que, si no te conviertes te cortaremos la garganta con un cuchillo”. Pero yo jamás firmé ningún acto de abjuración al cristianismo”.

El p. Mourad habla de “milagro” que “el buen Dios me dio: mientras estaba prisionero esperaba el día de mi muerte pero con una gran paz interior. No tenía ningún problema en morir en nombre de Nuestro Señor, no sería ni el primero ni el último, sino uno entre los miles de mártires por Cristo”.

Él logró escapar de Al Qariatayn disfrazándose y a bordo de una motocicleta, “con un amigo musulmán”, pero su pensamiento va hacia los prisioneros cristianos todavía en manos de los jihadistas. Al final hace un agradecimiento “a cuántos han rezado por mi liberación, es un milagro que haya logrado escapar de manos de Daesh (acrónimo árabe para el Estado islámico, ndr), un milagro de la Virgen María”.