Beijing (AsiaNews/Agencias)- Una nave de guerra de la marina militar estadounidense navegó cerca de una isla artificial construida recientemente por Beijing en las aguas del mar Chino meridional, desde hace tiempo en el centro de una áspera controversia territorial con Filipinas y Vietnam. El destructor lanza-misiles USS Lassen Habría superado el límite de las 12 millas náuticas que China reivindica como de uso propio y exclusivo en la zona de los atolones Subi y Mischief, en el archipiélago de las Sprattly. Por otro lado la libertad de navegación representa el principal desafío para las pretensiones avanzadas por el gobierno chino en la región Asia-Pacífico.
El gobierno chino envió una “advertencia” a los EEUU e inició una investigación sobre la cuestión, para verificar si la nave haya realmente “violado” su propio espacio. El ministro de Exteriores, Wang Yi afirmó que si el hecho es confirmado, “invitamos a los EEU a pensar bien antes de volver a hacerlo” y a “no obrar ciegamente o crear problemas de la nada”. También la agencia oficial Xinhua se movilizó publicando un editorial de fuerte crítica.
Los atolones, un tiempo sumergidos, fueron transformados en islas por parte de Beijing con una imponente obra de dragado y bonificación, iniciado a fines del año 2013. El gobierno afirma que los trabajos son legales; durante un encuentro con el presidente estadounidense Barack Obama el mes pasado, Xi Jinping especificó que China “no tiene intención de militarizar” las islas. Sin embargo, la Casa Blanca considera que los puestos de avanzada sean en realidad estructuras militares para reforzar la propia hegemonía en la zona.
El tema de la construcción de pistas de aterrizaje y atolones artificiales en las zonas disputadas por parte de China estuvo en el centro del encuentro entre ministros de Defensa de Beijing y el Asean a mitad de octubre; una política “imperialista” que registró una creciente aceleración en los dos últimos años. Para los EEUU y Filipinas las nuevas islas representan una amenaza en la región y ya en el pasado Washington no había excluido la navegación de sus propias naves en el interior de la zona reivindicada por China para su uso exclusivo, aumentando aún más las ya fuertes tensiones en el área.
En los últimos años los EEUU, han promovido un programa llamado “Libertad de navegación”, para desafiar a aquellas que considera las “reivindicaciones excesivas” en los océanos y en los espacios aéreos de todo el mundo. Esto fue desarrollado para favorecer la adhesión internacional a la Convención Onu sobre los mares, si bien los intereses americanos no hayan jamás ratificado el tratado que la libertad de navegación “no debería ser usada como excusa para mostrar los músculos y minar la soberanía y la seguridad de los otros países”.
En los próximos días otras naves de la Marina estadounidense irán a ayudar a la USS Lassen en la zona; además, en las próximas semanas no es exclusiva la llegada de ulteriores embarcaciones y medios de control naval y aéreo.
Desde hace tiempo Hanói y Manila- que antes habían promovido una disputa internacional en el tribunal Onu, iniciada los primeros días de julio y privada de valor vinculante- manifiestan la creciente preocupación por el “imperialismo” de
Beijing en los mares meridionales y orientales. El gobierno chino reivindica una feta consistente de océano, que comprende las Spratly y las Paracel, islas disputadas por Vietnam, Taiwan, Filipinas, Brunei y Malasia (casi el 85% de los territorios). Los EEUU apoyan a los países del Sudeste asiático, que han juzgado “ilegal” e “irracional” la así llamada “lengua de buey” usada por Beijing para demarcar el territorio, hasta comprender casi el 80% de los 3,5 millones de km cuadrados.
La hegemonía reviste un carácter estratégico para la explotación de petróleo y de gas natural del fondo marino, en una zona de Asia-Pacífico de elevado interés económico, geopolítico y comercial, con un valor total de al menos tres trillones de dólares.