Después de casi cuarenta años entre los leprosos, le niegan la visa a sor Bertilla Capra
de Nirmala Carvalho
La Misionera de la Inmaculada vive en India de hace cuarenta y cuatro años y desde 1981 es directora del Vimala Dermatological Centre para la curación y la rehabilitación de los leprosos en Versova (Mumbai).

Mumbai (AsiaNews)- El gobierno indio le negó la visa a sor Bertilla Capra, de las Misioneras de la Inmaculada que de hace cuarenta años cura a los leprosos.

El ministerio del Interior de Maharashtra declaró que no es una deportación o expulsión: su visa caducó y no fue renovado porque cambiaron las reglas. La hermana, que de hace 35 años es responsable del Vimala Dermatological Centre de Mumbai, debería pedir la visa con “diferentes categorías de visa”, de otro modo no podrá permanecer en India y deberá volver para siempre a Italia.

Las nuevas reglas no son clara y –según algunas personalidades indias- la misma Oficina regional para extranjeros en Mumbai “no sirve de ayuda”.

El Vimala Dermatological Centre se encuentra en el barrio de Versova y desde 1967 ofrece curaciones, rehabilitación a los leprosos. Hasta hoy ha curado a decenas de miles de hansenianos y hasta ahora hospeda ochenta pacientes y setenta y cinco niños.

Las hermanas que trabajan en el Centro están turbadas por la carta recibida por sor Bertilla, en la cual se le pide que abandone inmediatamente India.

Sor Tessie, que trabaja con sor Bertilla, explica a AsiaNews: “Hasta el año 2010 su visa era renovada cada cinco años, luego cada año. En cambio, en el pasado mes de noviembre, su pedido de renovación fue rechazada. Ella pidió que le diesen al menos una visa temporánea de tres meses para encontrar una solución, pero le negaron hasta esto”.

Hoy sor Bertilla partió hacia Nueva Delhi, esperando encontrarse con Rajnath Singh, ministro del Interior de la Unión.

Sor Bertilla es de Bérgamo (Italia), tiene 77 años y está en india desde 1970. Por decenas de años trabajó en medio de los leprosos ofreciendo a ellos no sólo curaciones médicas, sino también ayuda espiritual, educando a las familias de los enfermos y a la población de los alrededores a no excluir ni marginar a los enfermos de lepra.