Finalmente un sacerdote para la Navidad de Patak, tan alejada de todo
de Mathias Hariyadi
La comunidad dista a más de 400 kilómetros de la capital de la provincia de Kalimantan occidental. Aquí, los parroquianos de San Miguel son más de mil, pero ven un consagrado tan sólo una vez al año: el área es demasiado remota, y llegar hasta allí resulta difícil y peligroso. Las parejas ancianas renuevan sus votos matrimoniales, los jóvenes se confiesan y piden consejo.

Pontianak (AsiaNews) – La comunidad de la parroquia de San Miguel en Patak recibió en esta Navidad un regalo extraordinario: cinco dias enteros junto a un sacerdote, el Padre Frensius Supriyadi. Un don inesperado, dado que el área es una de las más difíciles y peligrosas de alcanzar: “Una visita que ha traido mucha alegría, momentos inolvidables para la comunidad. La zona se encuentra a casi 400 kilómetros de la capital Ponianak, centro administrativo de Kalimantan Occidental. Es una ciudad industrial de medianas dimensiones que está situada sobre la costa occidental de Borneo.  

Desde el punto de vista geográfico, la parroquia es parte de la diócesis de Sintang. Allí viven 1.075 católicos, quienes conforman la gran mayoría de la población: “Somos como en las Filipinas”. Pero a diferencia de Java, adonde se puede llegar a cada comunidad viajando en automóvil o en moto, llegar aquí es sumamente difícil: se requiere hacer una hora en bote y luego andar en motocicleta, pero fuera de la ruta. Entre otras cosas, las inundaciones y las lluvias torrenciales a menudo tornan inaccesible el área, debido a los ríos de lodo que allí se forman. 

Viktorinus Bosio, joven activista católico de la zona, cuenta a AsiaNews: “La presencia del Padre Frensius es un don especial. Habitualmente las ceremonias son guiadas por laicos, a veces por estudiantes del seminario dedicado a San Juan Vianney en  Menyurai. Cuando viene un sacerdote, generalmente está con nosotros no más de un día. En cambio, él estuo con nosotros cinco días enteros”.

El Padre Supriyadi, rector del seminario, quedó bloqueado, justamente, por un aluvión. Basio y otros jóvenes católicos aprovecharon rápidamente lo sucedido, y organizaron ceremonias que desde hacía tiempo que la comunidad local deseaba hacer bendecir. Muchas parejas con más de 40 años de matrimonio renovaron sus votos nupciales, y el sacerdote los empujó a dar un testimonio público para invitar a los jóvenes a mirar con esperanza el matrimonio. Muchísimos jóvenes se confesaron y pidieron asistencia espiritual.