Bagdad (AsiaNews) - Una Navidad de "paz y misericordia", una fiesta vivida "en oración y en una celebración interior serena" con las iglesias de Bagdad colmadas de fieles, que participaron en las celebraciones "con mucha fe y esperanza". Así cuenta el patriarca caldeo Mar Louis Rafael Sako, en conversaciones con AsiaNews, como fueron los días de celebración que la comunidad cristiana de la capital iraquí experimentó - y en muchos casos compartió - con la mayoría musulmana. El nacimiento de Jesús y los festejos por el inicio del Año Jubilar se han convertido en una oportunidad de encuentro, de intercambio y de solidaridad porque "nuestros actos concretos de misericordia crean contactos" entre las comunidades, son "puentes entre nosotros, a pesar de las muchas dificultades y los muros".
En Bagdad, la Iglesia caldea cuenta con 30 parroquias y hay otras 35 iglesias afiliadas a la comunidad dirigida por Mar Sako, que celebró la Misa de Navidad "en siete iglesias diferentes". El Patriarca habla de los lugares de culto colmados "por la gente con tanta fe y esperanza", y que espera que "este 2016 sea un año de paz, a a pesar de que sigan existiendo tensiones".
"La gente - subraya el prelado - tiene la paz en su corazón y ora fervientemente para que ésta se difunda rápidamente por todo el país". Un sentimiento compartido no sólo por los cristianos, sino también por "muchas familias musulmanas que participaron en la Misa de medianoche, muchas personas simplemente - añade Mar Sako - vinieron a traer flores y a intercambiar saludos". Personas sencillas, los ciudadanos, no las autoridades o líderes religiosos, -precisa el patriarca caldeo- , se trata de gente que no ha aceptado tarjetas y regalos de "líderes religiosos y políticos", debido a los muchos problemas sin resolver que siguen afligiendo a los cristianos y a Irak.
Por otra parte, en su carta pastoral a los fieles, difundida en la víspera de las Fiestas, Mar Sako no dejó de recordar y de denunciar, una vez más, los muchos males que todavía afligen a la sociedad, algunos de los cuales afectan en particular a los cristianos refugiados que huyeron de Mosul y de la Llanura de Nínive con la llegada del Estado islámico en el verano de 2014, las familias objeto de los ataques y la expropiación de los criminales y los grupos extremistas, la islamización de sus hijos y la sensación de cerrazón que existe en algunos componentes del islam. "Esperamos un cambio real y tangible en Irak, una nueva cultura - dice - no sólo en los discursos y en las declaraciones de fachada"
En estos días de celebración, la Iglesia caldea y la comunidad cristiana han promovido numerosas iniciativas en apoyo de los pobres, los marginados y los necesitados, sin distinción de fe o etnia. "Como un gesto para encarnar el mensaje de Navidad - dijo Mar Sako - ayudamos a 2.000 familias cristianas, musulmanas y yazidíes en Bagdad, distribuyendo sumas de dinero para satisfacer las necesidades diarias. Una forma de testimoniar con los hechos nuestro ser hermanos".
Y, sin embargo, la Iglesia caldea en Kirkuk ayuda en todo momento a 385 estudiantes provenientes de familias desplazadas, "en su mayoría cristianos, pero también hay musulmanes y yazidíes". El patriarcado contribuye "al pago de la vivienda, alquila las casas, contribuye con alimentos y en las pequeñas necesidades, dándoles los medios para poder continuar con su educación". En el marco de estos gestos concretos de misericordia de nuestra parte, continúa su Beatitud, se hizo "la celebración del 24 de diciembre en un campo de refugiados en Bagdad, que alberga a 130 familias en Mosul y 40 estudiantes universitarios. Yo organicé una cena y doné un poco de dinero y abrí la Puerta Santa en un campamento, repartiendo caramelos a los niños, que me había enviado el card. Fernando Filoni [prefecto de Propaganda Fide], como muestra de solidaridad de la Santa Sede".
"Estos actos concretos de misericordia nuestros- dice el jefe de la Iglesia de Irak - crean contactos, y sirven realmente para formar lazos, compartir, generar deseos de encuentro". Esta experiencia, en algunos casos, se convierten en "una señal tangible de esperanza. Una respuesta a la lógica de la guerra y la venganza, a la falta de compasión, de perdón y de reconciliación, que son los males que, desde hace mucho tiempo afectan a Irak y lo han llevado a una espiral de violencia y terror. Sin embargo, este elemento de la reconciliación, aunque es deseable, está aún muy lejos".
Por último, el patriarca caldeo cuenta acerca de un último incidente relacionado con estas fiestas de Navidad que lo llenan de alegría y satisfacción: "La noche del 31 de diciembre, durante la cual caminamos (en la foto) por algunas calles de Bagdad, sin estar provistos acompañamiento o de medidas de seguridad. Queríamos dar un mensaje, un gesto para decir que nosotros estamos con los cristianos y con todos, con todo el mundo. En dicha ocasión, cuatro millones de personas, en su mayoría musulmanes, salieron a las calles para celebrar el Año Nuevo. Encontré a mujeres, niños, soldados, personas procedentes de Basora y Nayaf para celebrar el año nuevo del "nacimiento de Jesús". Y también - concluye Mar Sako - en una entrevista durante un programa de televisión, mucho más tarde, hable con mucha fuerza contra un islam cerrado y fundamentalista, pidiendo una actualización y una mayor apertura. Muchos me dieron las gracias, sobre todo entre los musulmanes". (DS)