Jerusalén (AsiaNews) - Nuevo acto de vandalismo contra un edificio cristiano en Israel. Esta vez, en la mira de los grupos extremistas estuvo el cementerio del monasterio salesiano de Beit Jimal, en Beit Shemesh, una pequeña ciudad de cerca de 94.000 habitantes situada a 30 km al oeste de Jerusalén. Fuentes locales relatan que el ataque se remontaría a mediados de diciembre, pero que fue revelado recién en los últimos días, luego de que la denuncia fuera realizada en los órganos policiales correspondientes.
Según refieren los testigos, algunos desconocidos se habrían introducido en el recinto del campo santo, emplazado a aproximadamente 500 metros de distancia del monasterio. Los vándalos quemaron varias cruces de madera presentes en las tumbas, y luego las derribaron.
La policía de Beit Shemesh fue informada del hecho el 30 de diciembre pasado, y abrió una investigación del caso.
El monasterio de Beit Jimal, donde yace el cementerio que fue escenario de los ataques, es un lugar de culto católico guiado por los Salesianos, que ya anteriormente supo ser objeto de ataques. El primero de ellos se remonta al 27 de septiembre de 1981, cuando un grupo de desconociddos quemó al menos una treintena de cruces de madera; el último ocurrió en el año 2013, según la lógica del “price tag”, esto es, cuando el corredor central fue investido por bombas incendiarias y los muros del edificio fueron embarrados con las leyendas “muerte a los Gentiles” y “venganza”.
Realizados por extremistas judíos o colonos, en el pasado reciente fueron atacadas varios objetivos de contenido religioso, entre ellos la iglesia cercana al Cenáculo, la basílica de Nazareth, y otros lugares. El último, en términos cronológicos, fue el incendio de la iglesia de la Multiplicación de los panes y los peces en Tabgha.
En la mira se encuentran también las mezquitas y los lugares de culto musulmanes -según la lógica del llamado “price tag”. El “precio a pagar” es un lema muy utilizado por los extremistas israelíes, que amenazan a cristianos y a musulmanes por haberles “sustraído su tierra”. En otro tiempo, este fenómeno era difundido tan sólo en las áreas que limitan con Cisjordania y Jerusalén, pero hoy se ha extendido a gran parte del territorio.