Japón se detiene para recordar el tsunami que devastó el país

Cinco años después, los problemas son todavía muchos. Por lo menos 174 mil personas están aún evacuadas, mientras que la economía agrícola y la del pescado en la zona de Fukushima parece destinada a no recuperarse no obstante el optimismo del gobierno. “Al menos treinta años”, si no cuarenta, para reparar los daños a los reactores de la zona. Y la población no quiere volver a casa.


Tokio (AsiaNews)- A las 14.46 de hoy, hora local, los casi ciento veinte millones de habitantes de Japón se detuvieron por un minuto, Apagadas las televisiones, mudas las radios, se detuvo hasta la Bolsa. La única presencia aceptada, la de la pareja imperial que al final del minuto de silencio se inclinó delante de las cámaras y por lo tanto delante del país. Todo para recordar el quinto aniversario del terremoto/tsunami que devastó el Sol Naciente. En la región costera de Tohoku murieron 19.304 personas; más 2,561 son consideradas todavía en vía oficial “desaparecidas”.

En el día del aniversario, más de 174 mil personas conservan aún el status de evacuados y viven lejos de sus casas. De éstas, cuarenta y tres mil provienen de Fukushima: escaparon para evitar las consecuencias de las pérdidas nucleares del reactor n° 1 administrado por la Tokyo Electric Power Co.(Tepco). Si bien los científicos afirman que la situación hoy es del todo sostenible en la zona, la población no logra confiar y prefiere evitar los productos que llegan de esa zona.

En su discurso, pronunciado durante una ceremonia solemne presente también el Premier Shinzo Abe, el emperador Akihito reconoció las problemáticas aún no enfrentar: “Considero muy importante que el corazón de todos nosotros esté aún hoy junto al corazón de aquellos que fueron afectados por el drama. Cada singular persona en dificultad, sin ninguna excepción, debe estar en grado de volver los antes posible a la vida que conducía antes”.

El gobierno considera que el trabajo de restructuración y recuperación sea “en gran parte concluido”. Según el ejecutivo, que ayer ha publicado un libro blanco” sobre la situación de la zona de Fukishima, los residentes han concluido la reconstrucción de unas ciento treinta mil casas; además, más de nueve mil estructuras fueron edificadas para permitir a los residentes de las zonas costeras de vivir al interior y evitar futuros tsunami. Además, otras diez y siete unidades habitacionales públicas fueron puestas a disposición.

El Premier Shinzo Abe declaró a la prensa que “más del 70% de las zonas agrícolas afectadas por el desastre ya están en grado de acoger nuevas plantaciones, mientras que más del mercado del pescado volvió a la actividad”. Sin embargo la población no parece intencionada en confiarse: según los datos de la Agencia del pescado, de hecho solamente el 48% de las empresas relacionadas con la pesca notó una ligera recuperación en ganancias. El resto “trabaja pero sin ganar nada”.

El problema principal es el miedo de los derrames nucleares en el mar delante de la costa de Fukishima. La misma Tepco- que en los primeros días después de la tragedia había intentado esconder la real entidad del daño en sus reactores-anunció que se necesitarán “treinta o cuarenta años” antes de poder declarar “resuelta” la situación de la estructura n° 1.

El desafío más grande consiste en la remoción del combustible que se fundió al interior de los tres reactores activos en marzo de 2011. A distancia de cinco años todavía no se conoce la gravedad de los daños porque los recipientes son inaccesibles a causa de las radiaciones. La utilización de crones automáticos de diversos tipos para inspeccionar la zona por ahora no han traído resultados satisfactorios y no está claro ni siquiera cuánto tiempo será necesario para resolver el problema.

Las ´principales preocupaciones se refieren al reactor n° 1, el más difícil de enfriar: es probable que el gran calor desarrollado en su interior haya dañado el sistema de restricción, permitiendo al combustible nuclear fundido (“corium”) alcanzar la espesa plataforma de cemento sobre el cual fue instalado el reactor. Para los reactores 2 y 3 la situación debería ser menos grave, pero también en este caso hay incógnitas sobre sus condiciones. En todo caso, el 60% de los residentes declaró que “no volverá jamás” cerca de los reactores.