China, los trabajadores del acero se unen a los mineros en huelga

En la provincia de Heilongjiang miles de excavadores cruzan los brazos para pedir se les paguen los sueldos atrasados. Y en Shanxi los fundidores amenazan acciones legales contra los patrones. Por ahora el gobierno central sólo observa, pero existe el riesgo es la de una masiva represión. Se arriesgan millones puestos de trabajos. 


Beijing (AsiaNews) – Los trabajadores de las acerías de Shanxi, se unieron a los mineros de Heilongjiang en un paro para pedir los sueldos atrasados y aseguraciones sobre el futuro de sus puestos de trabajo. En la mira no sólo la corrupción de los dirigentes de las empresas del Estado, que “hacen desaparecer” meses de salarios, sino también el anuncio del gobierno central que tiende a cortar la ocupación en la industria pesada.

Miles de mineros de la provincia septentrional han cruzado los brazos desde la semana pasada. Si bien las dimensiones de la protesta se redujeron después del anuncio del gobernador Lu hao, que aseguró “que en breve” se pagarán los sueldos atrasados, continúan permaneciendo en la calle con sus familias. Fuentes locales dicen al South China Morning Post, que asistieron a diversos arrestos, mientras que en las calles de Shuangyashan- cerca de la frontera rusa- estarían patrulladas por agentes anti- manifestaciones.

A ellos se unieron los obreros de la Tonghua Iron and Steel, también ellos sin salario de hace diversos meses. Los gobiernos provinciales han advertido que “no tolerarán demostraciones violentas o interrupciones del servicio público” y han hablado de “firme respuesta” contra los violentos. Sin embargo, por ahora, las autoridades parecen intencionadas en dejar pasar. Pero algunos analistas subrayan que la cuerda “no se la debe tirar demasiado”. “Se arriesga una represión masiva”.

La  causa de las protestas no está sólo la falta de pago de los salarios. Abriendo el encuentro anual de la Asamblea nacional del Pueblo- encargada de ratificar un nuevo plan quinquenal- el Premier Li Keqiang anunció de hecho una restructuración de las empresas de Estado que prevé las pérdida de al menos dos millones de puestos de trabajo (que podrían ser seis, según los analistas internacionales).

Los subsidios ofrecidos para los sectores del acero y del carbón son casi par a casi catorce mil millones de euros, pero también las empobrecidas regiones interesadas deberán contribuir con una cuota porque la esperanza de la dirigencia es la de proponer a los trabajadores cursos de actualización y volver a emplearlos en el mismo territorio.

China tiene más o menos ciento cincuenta mil empresas estatales, las cuales emplean un total de treinta millones de personas. Muchas de éstas son las llamadas “empresas zombi”, o sea empresas conservadas artificialmente en vida por los gobiernos locales para evitar que se desinflen los datos del PIB y de la desocupación regional.

Un problema que la República popular decidió enfrentar anunciando la clausura de aquellos establecimientos que producen acero, carbón, aluminio, cemento y vidrio y que a menudo están también entre las mayores causas de la contaminación del suelo, del agua y de la atmósfera. Tim Condon, jefe economista de ING Asia, explica: “El gobierno es serio en el querer transformar la economía restructurando la industria. Unas pocas manifestaciones ni los detendrá”.