Luego de la toma de Palmira, el ejército sirio prosigue la ofensiva contra el Estado islámico

Es fundamental el apoyo de los ataques aéreos rusos. El ejército sirio quiere usar la zona como base para las operaciones contra Daesh y cortar las vías de comunicación y aprovisionamiento de los milicianos. Moscú anuncia el envío de expertos anti-minas. El responsable del sitio de la antigüedad afirma que el 80% del patrimonio ha quedado intacto.


Damasco (AsiaNews/Agencias) – El ejército sirio, apoyado por los ataques aéreos rusos, continúa la ofensiva contra las milicias del Estado islámico (EI), luego de haber reconquistado Palmira días atrás. Los combates se concentran en torno a las pequeñas ciudades y aldeas en las manos de los yihadistas al noreste y al suroeste de la antigua ciudad, que el año pasado cayera en manos de los milicianos, los cuales entonces ajusticiaron al director del sitio de la Antigüedad.  Los yihadistas además causaron daño a algunos templos y piezas, filmando y difundiendo en la web sus brutalidades, provocando la reacción indignada de la comunidad internacional.

El ejército fiel al presidente Bashar al-Assad tiene la intención de usar a Palmira como base para lanzar operaciones contra el EI, y cortar las vías de comunicación y aprovisionamiento de los yihadistas. Los militares han retomado el control del área, tras días de intensos combates, y gracias al apoyo de los cazas rusos, que han promovido una densa serie de bombardeos.

Los Estados Unidos también acogieron con favor la reconquista de Palmira, agregando, sin embargo, que es demasiado pronto para entender si el desarrollo de os hechos tendrá  consecuencias en las negociaciones de paz que están siendo mantenidas en Ginebras bajo la égida de las Naciones Unidas.

En la mira del ejército de Damasco están ahora las ciudades de al-Qaryatain, al sudoeste de Palmira, y Sukhnah, al noreste. Los medios del estado sirios agregan que ya fue reabierto el aeropuerto militar de la zona. En tanto, los cazas rusos atacan a lo largo de la ruta que conduce a  Deir al-Zour, pequeña ciudad que otrora estuviera bajo el asedio de Daesh [acrónimo árabe para el EI].

Fuentes locales informan que en la ciudad de Palmira todavía habría milicianos del EI, que estarían atrincherados y que habrían llevado a cabo ataques contra objetivos del ejército sirio mediante autos-bomba y operaciones suicidas.

En el ínterin, Moscú anunció el envío de expertos anti-minas y escuadrones especializados para limpiar el área alrededor de la ciudad y las ruinas. En un segundo momento, comenzarán las operaciones para evaluar los daños al patrimonio artístico y arqueológico de la zona, si bien una primera observación da cuenta de que los daños no parecen ser tan graves.

 

Maamoun Abdulkarim, responsable de la antigüedad, declaró a la BBC que más del 80% del patrimonio habría quedado “intacto”. Ciertamente serán necesarios trabajos de restauración, agrega, pero “en general estamos muy felices, porque temíamos desastres mucho más graves”. Pronto, concluye, se llevará a cabo una cumbre con los altos responsables de la UNESCO a fin de preparar una estrategia para la ciudad.

Analistas y expertos subrayan que la pérdida de Palmira es una delas mayores derrotas padecidas por el EI desde el inicio de la avanzada en Siria e Irak, en el verano de 2014. Incluso el presidente sirio Assad comentó la operación, definiéndola como un “resultado importante” en la “lucha contra el terrorismo”. Una operación que por otro lado hubiera sido “imposible” sin el apoyo de Rusia.  .

La guerra en Siria, que estalló en marzo de 2011 como una protesta popular contra el presidente Bashar al-Assad, y que devino en un conflicto difundido con derivaciones extremistas yihadistas, ha causado más de 260.000 muertos. 

La misma ha originado una de las más graves crisis humanitarias de la historia, obligando a 4,6 millones de sirios a buscar refugio en el exterior, en Jordania, Líbano, Turquía, Irak y Egipto. Otros cientos de miles han intentado alcanzar Europa, pagando a veces con su vida el cruce del Mediterráneo. En total, el número de desplazados (internos y migrantes) supera los 10 millones.