Davao: una carrera contra la malnutrición infantil

La arquidiócesis pensó en la iniciativa “Para sa Iyo ang Takbo Ko” (Yo corro por ti) para recaudar fondos para su Centro de alimentación, que tiene a su cargo el cuidado de más de 200 menores desnutridos. Davao se encuentra en una de las zonas más castigadas por la sequía provocada por El Niño.


Davao (AsiaNews/Cbcp) – Una carrera para dar más comida a los niños pobres y malnutridos. Es la que organizó para hoy la arquidiócesis de Davao, en el sur del país, proponiendo a toda la ciudadanía una competición amateur orientada a recaudar fondos. Llamada “Para sa Iyo ang Takbo Ko” (Yo corro por ti), la manifestación hizo su largada esta mañana a las 4.30 en el parque de Victoria Palaza, en Davao. La iniciativa fue emprendida por voluntad del Centro de alimentación de la arquidiócesis, fundado en el 2014, que cada día tiene a su cargo el cuidado de más de 200 niños malnutridos.

La arquidiócesis de Davao se encuentra en una de las zonas más afectadas por la sequía provocada por El Niño, que desde hace meses tiene a la población campesina de rodillas, llegando a provocar incluso violencia y tumultos.

La cuota de inscripción a la carrera fue fijada en relación a la longitud del recorrido. Quien quiere correr 4 kilómetros debe pagar 300 pesos (casi 6 euros); para  6 kilómetros se requieren 350 pesos, mientras que para el máximo de 11 kilómetros se piden 400 pesos (la vestimenta y la pechera están incluidos). El Centro también vende camisetas a un precio de 200 pesos cada una.

Situada en el centro de Davao, el complejo es la antigua residencia de las Misioneras de la Caridad. Trabajan allí diversos grupos de voluntarios, que cada día donan su tiempo (excluyendo los domingos) para alimentar a niños que son traídos en graves condiciones. Ç

Además de brindar asistencia y artículos de primera necesidad, el Centro de alimentación también organiza actividades educativas para los más pequeños, en las cuales se les enseña a rezar en familia. Christy Valenzona, madre de una niña que está al cuidado del Centro, cuenta: “Cada vez que comemos en casa juntos, mi hija me recuerda siempre que primero debemos decir la oración”