El parlamento alemán reconoce el genocidio armenio. La ira de Ankara
de NAT da Polis

La votación del Bundestag saca a la luz el hecho de que las autoridades alemanas sabían acerca de los planes genocidas, pero que no hicieron nada para detenerlos. Los historiadores afirman que la solución de la eliminación de los armenios, griegos, y otras minorías respondía a “exigencias” geopolíticas de las potencias occidentales. Para Angela Merkel, que estuvo ausente en la votación, el “hecho puntual” del genocidio armenio no hará temblar la alianza entre Ankara y Berlín.


Estambul (AsiaNews) – El parlamento alemán reconoció, por unanimidad, el genocidio armenio perpetrado 100 años atrás por el imperio otomano, el mismo imperio que el actual presidente turco Recep Tayyip Erdogan sueña con restaurar a su era de auge.

En la votación de ayer, estuvieron ausentes la canciller Angela Merkel (ocupada en un congreso científico); su vice, el socialdemócrata Sigmar Gabriel (también él en un congreso, de constructores alemanes); y el ministro de Relaciones Exteriores, Frank Walter Steinmeir, desempeñando una misión en la Argentina.

Varios parlamentarios y autoridades alemanas criticaron su ausencia.

Erdogan, quien se hallaba de viaje en Kenia, reaccionó inmediatamente, con el reclamo del embajador turco en Berlín. Este acto pide una decisión similar de Ankara, tal como puntualizara el Papa Francisco cuando condenó el genocidio armenio el año pasado. Erdogan afirmó que esta decisión constituye un acto gravísimo, que habrá de tener repercusiones en las relaciones bilaterales entre los dos países.  

En el último tiempo, en el ámbito de la Unión Europea, Berlín supo promover y sostener una política de notable apoyo económico a Ankara, tanto en lo referente a la cuestión de la emigración, así como en la aceleración del proceso de integración a la UE y un vía libre al pedido de Ankara por la liberalización de visas de ingreso a Europa para los ciudadanos turcos.

Binali Yildirim – el nuevo primer ministro turco, que hace poco sustituyó al exonerado Davutoglu, y quien además es el teórico de la política neo-otomana turca del presidente Erdogan- habló de un grave error histórico, cometido por el Bundestag. Según el primer ministro, el error fue cometido a causa de las presiones del lobby racista armenio, añadiendo que el pueblo turco es un pueblo orgulloso, y que no hay hecho del pasado que “por el cual se nos imponga inclinar nuestras cabezas”.

El ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, intervino de una manera dura, diciendo que “no pueden taparse las debilidades del propio pasado [refiriéndose al de Alemania], arrojando lodo sobre la historia de los demás países, a través de decisiones irresponsables tomadas por el parlamento”.

 

En Alemania, el elemento turco ya ha asumido un peso específico bastante importante, comprendiendo a aproximadamente 4 millones, de los cuales gran parte son alemanes naturalizados.  

Es importante destacar que en la moción del parlamento alemán se hizo una mención explícita muy importante: el comportamiento del Reich alemán de entonces, que no hizo nada para detener el genocidio armenio, no obstante tenía pleno conocimiento la voluntad de los gobernantes turcos de aquel momento.

La toma de posición del Bundestag confirma la tesis, que ya fuera adelantada por los historiadores, de que el Reich de aquella época, con sus varios consejeros militares destinados en Asia Menor (la actual Turquía), apoyando a su aliado turco, consideraba al elemento armenio como un obstáculo para sus planes geopolíticos en el área medio-oriental, cuando el imperio otomano ya se encontraba en una fase de disgregación. Por eso, se prefirió la solución expeditiva del exterminio, ideada por los gobernantes turcos y perpetrada por los kurdos con la vaga promesa de otorgarles una futura autonomía.

En el marco de los intereses de la geopolítica de las potencias de entonces, a continuación, el elemento griego en el Mar Negro, así como otras minorías cristianas, fueron conducidos hacia el mismo fin.

Como ya se ha dicho, en la votación estuvieron ausentes la primera ministra alemán, Angela Merkel, que, sin embargo, más tarde declaró: “La amplitud de los vínculos recíprocos estratégicos entre los dos países es mucho más fuerte que un hecho puntual”.

Ese “hecho puntual” sería, en este caso, el genocidio armenio, que costó la vida a más de 1,5 millones de personas.