Papa: los cristianos estén unidos en un mundo que vive como si Dios no existiera

Reuniéndose con una delegación del Directivo de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, Francisco destaca la necesidad urgente de un ecumenismo que, junto al esfuerzo teológico para recomponer las disputas doctrinales entre los cristianos, promueva una misión común de evangelización y servicio".


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En un mundo que vive "como si Dios no existiera", todos los cristianos pueden hacer más para responder, en conjunto, a la urgente necesidad de un ecumenismo que, junto al esfuerzo por conciliar las disputas teológicas doctrinales entre los cristianos, promueva una misión común de evangelización y servicio". La necesidad de avanzar en el camino ecuménico fue reiterada por el Papa Francisco en el saludo que dirigió a una delegación del Directivo de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas.

Francisco - que el 31 de octubre estará en Suecia para participar en una ceremonia para conmemorar el 500mo aniversario de la Reforma, que se cumple en 2017 - ha llamado la reunión de hoy "un ulterior paso del camino que caracteriza el movimiento ecuménico; camino bendito y lleno de esperanza, a lo largo de la cual tratamos de vivir cada vez más de acuerdo con la oración del Señor "para que todos sean uno" (Jn 17,21)".

"Hoy - continuó - se experimenta a menudo una «desertificación espiritual». Especialmente allí donde se vive como si Dios no existiera, nuestras comunidades cristianas están llamadas a ser «cántaros» que apagan la sed con la esperanza, presencias capaces de inspirar fraternidad, encuentro, solidaridad, amor genuino y desinteresado (cf. Exh. ap., Evangelii gaudium, 86-87); han de acoger y avivar la gracia de Dios, para no encerrarse en sí mismos y abrirse a la misión. No se puede, en efecto, comunicar la fe viviéndola de manera aislada o en grupos cerrados  y separados, en una especie de falsa autonomía y de inmanentismo comunitario. Así no se da respuesta a la sed de Dios que nos interroga y que está presente también en tantas formas nuevas de religiosidad. Estas pueden favorecer a veces el repliegue sobre sí mismas y sus propias necesidades, dando lugar a una especie de «consumismo espiritual». Por lo tanto, si los hombres de nuestro tiempo no encuentran «una espiritualidad que los sane, los libere, los llene de vida y de paz, al mismo tiempo que los convoque a la comunión solidaria y a la fecundidad misionera, terminarán engañados por propuestas que no humanizan ni dan gloria a Dios» (cf. ibíd., 89)”.

 “Se necesita urgentemente un ecumenismo que, junto con el esfuerzo teológico que busca recomponer las disputas doctrinales entre los cristianos, promueva una misión común de evangelización y de servicio. Ya hay ciertamente muchas iniciativas y buena colaboración en diferentes lugares. Pero todos podemos hacer mucho más juntos para dar un testimonio vivo «a todo el que pida razón de nuestra esperanza» (cf. 1 P 3,15): transmitir el amor misericordioso de nuestro Padre, que hemos recibido gratuitamente y estamos llamados a dar generosamente. Queridos hermanos y hermanas, les renuevo mi agradecimiento por su presencia y por su compromiso al servicio del Evangelio, y expreso el deseo de que este encuentro sea un signo eficaz de nuestra constante determinación de caminar juntos en la peregrinación hacia la plena unidad. Que este encontrarnos sirva de ánimo a todas las comunidades reformadas y católicas para seguir trabajando juntos en la transmisión de la alegría del Evangelio a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Que Dios nos bendiga a todos".