Papa: incluso detrás de las lágrimas y la sangre provocadas por la violencia y la persecución, está la luz

Recibiendo a los participantes de la asamblea de la Reunión de las obras de ayuda a las iglesias orientales (ROACO), Francisco recomienda la “comunión en el testimonio del único Salvador” por parte de católicos latinos y orientales.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Bajo las incrustaciones materiales y morales, también debajo de las lágrimas y la sangre provocados por la guerra, la violencia y la persecución, bajo esta capa que parece impenetrable” está la luz. Es el aliento que el Papa dio hoy a los participantes en la asamblea de la Reunión de las obras de ayuda para las iglesias Orientales (ROACO), a las cuales también recomendó la unidad de intentos entre las Iglesias de Oriente y de Occidente.

El Papa, después de haber expresado “simpatía y reconocimiento” por los Frailes menores que custodian los Lugares santos de Tierra Santa: “me han referido-dijo- que justamente en el curso de las restauraciones en Belén, en una pared de la nave salió a luz un séptimo ángel en un mosaico que, junto a los otros seis, forma una especie de procesión hacia el lugar que conmemora el misterio del nacimiento del Verbo que se hizo carne. Este hecho nos hace pensar que también el rostro de nuestras comunidades eclesiales puede estar cubierto por “incrustaciones” debido a diversos problemas y a los pecados. Sin embargo, vuestra obra debe ser siempre guiada por la certeza deque bajo las incrustaciones materiales y morales, incluso por debajo de las lágrimas y la sangre provocadas por la guerra, la violencia y la persecución, bajo esta capa que parece impenetrable, hay un rostro luminoso como el del ángel del mosaico. Y todos vosotros, con vuestros proyectos y vuestras acciones, cooperen en esta “restauración”, porque el rostro de la Iglesia refleja visiblemente la luz de Cristo, Verbo encarnado. Él es nuestra paz y llama a la puerta de nuestro corazón tanto en Oriente Medio, como también en la India o en Ucrania, país, este último, a quien he querido que se destinase una colecta extraordinaria realizada el pasado mes de abril entre las Iglesias de Europa”.

“La reflexión que en estos días habéis querido dedicar a la presencia de la iglesias Sirio-Malabaresa y Sirio-Malankaresa en los territorios de la India, fuera de Kerala, me hace desear que se pueda proceder según las indicaciones de mis Predecesores, en el respeto del derecho propio de cada uno, sin espíritu de división, sino favoreciendo la comunión en el testimonio del único Salvador, Jesucristo. Tal comunión, en cada parte del mundo donde católicos latinos y orientales viven uno junto al otro, necesita de las riquezas espirituales de Oriente y de Occidente, de las cuales pueden alimentarse las jóvenes generaciones de sacerdotes, religiosas y agentes pastorales, tal como fue afirmado por San Juan Pablo II: “Las palabras de Occidente necesitan de las palabras del Oriente, para que la Palabra de Dios manifieste siempre mejor sus insondables riquezas. Nuestras palabras se encontrarán para siempre en la Jerusalén celestial, pero invocamos y deseamos que aquel encuentro sea anticipado en la Santa Iglesia que todavía camina hacia la plenitud del Reino” (Carta apostólica “Orientale lumen”, 28)”.

“Mientras invoco sobre vosotros la bendición del Señor, os pido que recéis por mí, que en pocos días más, viajaré como peregrino a una tierra oriental, Armenia, la primera entre las naciones que acogió el Evangelio de Jesús. Gracias de corazón. La Virgen os proteja y os acompañe”.