Comenzaron las Olimpíadas de Rio de Janeiro entre polémicas y miseria

En la ceremonia de inicio, abucheado Michel Temer, presidente interino, por su rol en el empeachment de Dilma Roussef. Afuera del estadio manifestantes pedían “trabajo, salud, educación”. La primera vez del equipo de refugiados. El doping y los escándalos de Rusia, China y otros países.


Rio de Janeiro (AsiaNews)- Hacia las 23 de ayer por la noche (20 hora local) se inició oficialmente la 31ma edición de la Olimpíadas, la primera en Sudamérica, sacudida por problemas políticos, de corrupción y de doping.

La ceremonia de apertura se realizó en el famoso estadio de Maracaná,  con la presencia de al menos setenta y ocho mil espectadores, difundida vía Tv a al menos 3 mil millones de personas.

En un video antes del show, el secretario general de la Onu, Ban Ki-moon, dijo que los juegos “celebran lo mejor de la humanidad” y pidió - al igual que en la antigüedad - una tregua olímpica, pidiendo a “todos los que están en guerra el abandonar las armas” al menos durante las dos semanas de los eventos deportivos, del 5 al 21 de agosto.

Pero bastó el anuncio de la apertura oficial, por parte del presidente brasilero interino, para hacer surgir los problemas que está pasando el país. Sus palabras fueron recibidas con abucheos y gritos, siendo él mismo uno de los responsables de haber dejado de lado a la presidente Dilma Roussef, acusada de corrupción. A causa de los sacudones en la dirigencia del poder, muchos trabajos previstos para las Olimpíadas no pudieron ser completadas. A los atrasos y a los trabajos no terminados han contribuido también los temores por una epidemia del virus Zika y sobre todo por la crisis por la cual está pasando el país. Esta edición de los Juegos tuvo un Budget 12 veces menor de las de Londres de 2012 y 20 veces menos de las de Beijing de 2008. En todo caso los grandes gastos para las estructuras de esta Olimpíada- y los hechos de corrupción que invistieron a Brasil y en el Comité olímpico internacional- chocan contra la miseria de muchas fajas de la población. Fuera del estadio, había miles de manifestantes que gritaban. “¡Abajo Michel Temer!” y “¡No nos importan los Juegos, queremos trabajo, salud y educación!”.

La ceremonia fue igualmente adelante con danzas, juegos de luces, música y fuegos artificiales. Partiendo de imágenes de micro-organismos, la ceremonia “narró” la historia de Brasil y la contribución a esta que dieron también los pueblos indígenas,  los pueblos portugueses, los esclavos africanos, los migrantes japoneses, dando al país su carácter multi-cultural.

La llama olímpica fue encendida por el maratonista Vanderlei Cordeiro de Lima.

En el desfile de los diversos grupos nacionales con sus banderas, recibió un gran aplauso -segundo solo a aquel de los brasileros - el equipo de refugiados: 10 atletas que participan por la primera vez y provienen de los evacuados de Siria, del Sur de Sudán, Congo y Etiopía.

También el juramento olímpico, proclamado por el velista brasilero Robert Scheidt, en el cual se jura que los 11 mil atletas presentes no harán uso de drogas, y sonó como un poco ridículo, después de los escándalo del doping que han tocado a Rusia, China y otros países en las precedentes ediciones.