Toque de queda en Cachemira: los niños asisten a clases gracias a los voluntarios

El toque de queda rige desde hace casi dos meses. Las protestas entre los separatistas y las fuerzas de seguridad han provocado cuando menos 60 muertos. Los voluntarios trabajan en las viviendas particulares, en las mezquitas y salas de reuniones, luego de que varias parejas decidieran postergar su boda.  


Srinagar (AsiaNews/Agencias) – A causa del toque de queda impuesto en la región por las autoridades de Delhi, desde hace casi dos meses, en muchas zonas de Cachemira, las escuelas están cerradas. Pero para evitar que los niños pierdan el año lectivo, varios voluntarios han levantado centros improvisados en sus propias viviendas o en las mezquitas a fin de garantizar la continuidad de la enseñanza.  

La población de la región india de Cachemira está siendo vigilada de cerca luego de las protestas desencadenadas a raíz del asesinato de un famoso líder separatista que combatía por la independencia del Estado de la Federación India. La muerte de Burhan Wani, militante del grupo Hizbul Mujahideen que se volvió célebre gracias a la publicación de su gesta en las redes sociales, desencadenó una ola de resentimiento en todo el territorio.  

Cachemira es un territorio que está siendo disputado entre la India y Pakistán, desde su separación, ocurrida en 1947. Los numerosos intentos de establecer la independencia y un conflicto latente que se ha ido agudizando han provocado decenas de miles de muertos, la mayor parte de ellos civiles.  

Según los expertos, la protesta del último período es la más sangrienta jamás vista desde el 2010, y ha provocado la muerte de cuando menos 60 personas, que cayeron en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad indias. Se reportan asimismo cientos de heridos, que han recibido daños en los ojos, al ser golpeados por proyectiles (cuyo uso está prohibido hace por lo menos diez años).  

La vida durante el toque de queda es desestabilizadora no sólo para los adultos, sino en particular para los niños. Al menos 200 de ellos ahora han podido volver a estar entre los bancos de escuela en la mezquita de Rainawari en Srinagar, la capital estival, gracias a la obra que llevan adelante 20 voluntarios. Ellos ofrecen su idoneidad de modo gratuito, en tanto los libros de estudio, las mesas y sillas son provistos por donaciones anónimas.

Otros estudiantes han sido acomodados en las salas de reuniones, que han quedado vacías en vista de que las parejas de futuros esposos decidieron posponer su boda. Entre estos estudiantes se encuentra Tabi, de 7 años, que incluso antes del toque de queda tampoco lograba asistir a clases con regularidad. Ahora, en cambio, “se han encariñado con los nuevos maestros y amigos”.