La joven Aradhana murió de un paro cardíaco. Ayunó para atraer el favor de la fortuna de su familia, en dificultades económicas. Los padres han organizado un funeral para venerar a su hija como un "niña santa". Ahora están siendo investigados por homicidio culposo.
Bombay (AsiaNews) - La muerte de una niña jaina de 13 años, después de 68 días de ayuno, "es una violación despreciable de los derechos humanos y de la dignidad de un ser humano". Lo dice a AsiaNews Lenin Raghuvanshi, activista indio y director ejecutivo del Comité de Vigilancia de los Pueblos sobre los Derechos Humanos (PVCHR), al comentar la noticia de la muerte de la joven Aradhana, que falleció por negarse a beber y a comer para observar el "chaumasa" un ritual que se celebra en el cuarto mes sagrado de la religión jaina.
La joven, una estudiante del octavo grado, murió de un paro cardíaco en Secunderabad, Telangana. Según las investigaciones, la chica ayunaba para atraer la suerte a su familia, que estaba en dificultades financieras tras haber sufrido pérdidas la joyería de su padre. En los días de ayuno ritual tomaba sólo unas pocas gotas de agua, a horarios precisos.
La muerte de Aradhana provocó protestas amargas de activistas, que someten a juicio político la conducta de los padres, culpables de no haber impedido el sacrificio de su hija. Por el contrario, Lakshmichand Samdhariya y su esposa Manisha llevan a cabo un ritual de duelo para adorar a la hija como "tapasvi bal" [ "niña santa"]. A su funeral asistieron por lo menos 600 personas.
La policía de Hyderabad está investigando si la chica fue obligada a ayunar por los padres, que ya han sido acusados de homicidio (muerte causada por negligencia) y por crueldad contra los niños (a la luz de una disposición de la Ley de justicia juvenil ).
El ayuno prolongado es una práctica común en el jainismo, que desde hace tiempo es condenada por los defensores de los derechos humanos. Lenin Raghuvanshi dice: "Cuando la religión se utiliza para la codicia y para tomar el poder, entonces asistimos a situaciones miserables, como este incidente". "Necesitamos detener el uso de nuestros hijos en nombre de la religión y la codicia", concluyó.