Nusa Tenggara Oriental, la Iglesia en el campo para detener las muertes de los trabajadores migrantes
de Mathias Hariyadi

Este año se incrementó el número de muertes de jóvenes que van al extranjero para encontrar un trabajo. Debido a la aridez del clima, cientos de agricultores se dirigen principalmente a Malasia, pero terminan sin documentos en manos de traficantes sin escrúpulos. Sacerdote local: "Educamos a los líderes del pueblo para encontrar el material legal necesario para proteger a estas personas".


Yakarta (AsiaNews) - Abandonar su tierra para buscar trabajo en países vecinos, a menudo sin un permiso de residencia, con el riesgo de caer en manos de traficantes o de morir en el trabajo sin documentos y no poder ser repatriados. Es el destino que le espera a cientos de habitantes de la provincia de Nusa Tenggara Oriental (NTT), en la que encontrar un trabajo es cada vez más difícil debido a la tierra seca y la falta de riego de los terrenos.

Los adolescentes y jóvenes son empujados desde las islas de Flores y Timor hacia mejores oportunidades de empleo, especialmente en Malasia. Muchos de ellos, sin embargo, terminan en los círculos criminales o mueren en el trabajo. John Salukh, jefe de la Oficina para la protección y la colocación de los migrantes en Kupang (Timor), establece que en el año 2016 se ha producido un aumento de las víctimas en el trabajo: "En total se produjeron 37 muertes entre los trabajadores migrantes". El año pasado la lista se había detenido en 25. Además, "sólo una víctima era un residente, todos los demás poseían documentos falsos". Algunos cadáveres no fueron repatriados por problemas de reconocimiento. El gobierno de Indonesia está investigando la causa de la muerte, que puede estar relacionada con el abuso en el lugar de trabajo.

Para sensibilizar a las autoridades de NTT sobre el problema, el 23 de octubre un grupo de iglesias protestantes en Kupang organizó un momento de oración de la comunidad frente a la residencia del gobernador. Los participantes marcharon en procesión, llevando un ataúd vacío, una señal del aumento de las muertes locales en el extranjero: "El hecho es que estén en regla o no - dijo uno los manifestantes - son nativos de la zona".

También la Iglesia Católica ha estado activa durante años en el apoyo a los trabajadores migrantes y la prevención de la ilegalidad. El P. Paulus Christian Siswantoko Pr, de la Comisión Episcopal para la Justicia y la Paz, dijo que el "Grupo para el cuidado de los migrantes" ayuda a las personas ordinarias a no caer en manos de los traficantes: "El grupo cuenta con la ayuda de sacerdotes, monjas y decenas de laicos de diversas congregaciones dedicados al trabajo".

Así, continua el cura, "ayudamos a estas personas desafortunadas para que sean tratadas de una manera más humana, tanto en el país como en el extranjero", la educación del jefe del pueblo para conocer la burocracia y ayudar a los trabajadores migrantes en la obtención de los documentos solicitados. La falta de material legal es a menudo el mayor obstáculo al que se enfrentan los migrantes. Los sacerdotes - ayudado por los voluntarios del grupo humanitario Sahabat Insan - intensifican los contactos con las diócesis de los lugares a los que se dirigen los trabajadores, con el fin de facilitar el paso: "De este modo - dijo el padre Siswantoko - se reduce al mínimo el riesgo de que se conviertan en víctimas por alguna razón en el extranjero".